Dos mil trescientos elementos de la Guardia Nacional, listos para la cacería de indocumentados de México, claro, y de América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador) y otras naciones del continente y hasta africanos caminando desde el otro extremo del mundo.
Peor todavía: La base militar tendrá capacidad para dos mil trescientos elementos policiacos.
Así, dice el góber trumpista, Greg Abbott, contendrá el cruce migratorio.
Tiempo cuando y por ahora disputan el control fronterizo con el presidente Joe Biden, tan ocupado, por cierto, apoyando a Israel con los bombardeos en contra de los habitantes de la Franja de Gaza.
Mientras, el góber texano sigue puliendo y vuelto a pulir el alambre de púas en la frontera sur para frenar el oleaje migratorio, todos ellos, huyendo de sus países, primero, por la errática política económica para animar la creación de empleos, y segundo, huyendo de la violencia.
Entre tanto, ni en México ni tampoco en América Central los presidentes han podido crear los empleos suficientes.
Ni mucho menos acotar a las bandas criminales de la delincuencia organizada, todas ellas repartiéndose las parcelas de poder en cada entidad federativa.
Estamos en el último año del sexenio obradorista. Y para desventura de los migrantes de México, ningún avance en la llamada política “amorosa y humanística”.
Incluso, los mismos pendientes sociales de hace seis años y doce años con Enrique Peña Nieto y antes, mucho antes, con Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada.
Y en rara y extraña coincidencia (ni modo, los políticos son así), las elites en el poder sexenal festinando la llegada insólita de remesas.
Primero, cuando es dinerito apabullante enviado por los ilegales a sus familias y en donde nada, absolutamente nada, tienen que ver el gobierno federal ni tampoco los estatales.
Segundo, porque todos los migrantes se fueron “por sus pistolas”, sin pedir un mendrugo al presidente municipal, el gobernador y el presidente de la república.
Ellos, con sus propios recursos y exponiendo la vida.
Tercero, porque con toda la política migratoria en EU, allá continúa una parte significativa.
Por ahora, treinta millones de mexicanos de los cuales un millón son originarios de Veracruz.
En contraparte, cada vez más y más furiosa la política migratoria de EU.
Más ahora cuando disputan la candidatura presidencial con un Donald Trump por el Republicano para volver a la Casa Blanca y en donde dejó huella imborrable, memorable y citable de una feroz persecución contra los indocumentados.

II (Las Patronas, un consuelito)
Por fortuna, Las Patronas de Amatlán de los Reyes cumplen 29 (veintinueve) años de apostolado social obsequiando despensas alimenticias a los migrantes de América Central trepados en “La Bestia” y en su paso por el pueblo.
Y, claro, y al mismo tiempo, convocando a la ciudadanía “a donar alimentos, ropa, calzado, medicamentos básicos y artículo de uso personal y de limpieza” para hacer llegar a todos ellos.
Además, de brindar refugio, comida y ropa a los migrantes que deseen un descanso en su viaje duro, rudo y pesado desde sus pueblos en el continente hasta la frontera norte.
Amatlán, digamos, una especie de efímero, cien por ciento efímero, paraíso terrenal para los indocumentados.