de la delincuencia organizada.
El preso más famoso, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, condenado a sentencia perpetua en Estados Unidos.
Luego, Wínckler, cumplida la condena fue liberado de Almoloya y ahora, la Fiscalía General de Veracruz lo apañó de nuevo.
Y otra vez a Pacho Viejo.

DOS. De la gloria a la persecución

El delito que le han levantado es de tortura.
Tortura en contra del ciudadano Francisco Zárate Aviña.
En su momento, fue capturado en Oaxaca luego de que la autoridad federal le grabara sus conversaciones telefónicas personales con su esposa e hijos.
De los pocos años de gloria y “en la plenitud del pinche poder” cuando solía circular en las redes sociales con un mandil gigantesco guisando para los amigos a los años que van tras las rejas, digamos, en el descrédito.
Antes, blindado por un gobernador panista. Ahora, perseguido por un gobernador guinda y marrón de MORENA.

TRES. Objeto electoral

Digamos, como premia universal, en el tiempo electoral en que andamos la autoridad estatal lo necesita para animar y reanimar la esperanza de ganar en las urnas porque hay una tribu política amiga “a prueba de bomba” de la justicia.
Con todo y el destripadero de justicia en el caso de los feminicidios, secuestros, extorsiones, desaparecidos y fosas clandestinas.
Y de paso, el asesinato de políticos, los últimos, uno panista, expresidente municipal de San Juan Evangelista, quien buscaba la reelección, y otro, de MORENA, aspirante y suspirante a una diputación local.

CUATRO. ¡Vaya ramalazo!

El caso del presunto ciudadano torturado por Wínckler y anexos y conexos sucedió en el año 2018 de acuerdo con la versión oficial.
Tiempo cuando Wínckler ya estaba privado de su libertad y que bien pudo la Fiscalía General incluir en el listado de delitos desde entonces.
Pero en lo que acaso pudiera sentirse como “plan con maña”, exprofeso dejaron pasar el tiempo para asestar el ramalazo.
Más, se insiste, cuando de por medio se atraviesa la elección de presidente de la república, nueve gobernadores entre ellos, el de Veracruz, quinientos diputados federales, 128 Senadores de la República y cincuenta legisladores locales.
Wínckler, como la piñata de MORENA y la 4T.

CINCO. Insólita la presunta tortura de Wínckler

Un año más quedará preso el ex Fiscal General, quien, por cierto, fue destituido corriendo la misma suerte y destino que su antecesor, el duartista Luis Ángel Bravo Contreras.
Doce meses más tras las rejas.
Y por tortura, ahora, a un ciudadano.
Más porque resulta inverosímil que Wínckler participara, ordenando, por ejemplo, la tortura a Francisco Zárate Aviña.
En todo caso, y si así fuera, caray, a lo que se llega en el ejercicio del poder.
Claro, Plutarco Elías Calles ordenó el asesinato de cien seguidores de José Vasconcelos Calderón como candidato presidencial independiente.

SEIS. De perseguidor a perseguido

Con todo, el caso Wínckler es polémico y controvertido.
A, se fue duro y tupido “aplicando la ley” en contra de funcionarios (y hasta de policías) en el sexenio de Javier Duarte.
Y encarceló a unos treinta políticos en total, más un número incalculable de policías.
B, tuvo raspones y roces con los familiares de personas desaparecidas.
Y, C, bloqueó a periodistas en las redes sociales.
La justicia, ahora, en su contra.