contraportada, porque en la portada otro triunfalismo, y en el caso de Cuitláhuac García, el góber): “Oposición tendrá nueva sorpresa. La oposición no aprende de las derrotas. Y quiere imponer a un mismo apellido, Yunes”.
Primero, que ya ganó según las tribus guinda y marrón de Xalapa.
Segundo, que cerró la precampaña electoral con treinta puntos arriba y que constituye una de las estrategias propagandística y publicitaria de darse como ganadora.
Tercero, rechazando una elección de Estado y que, como está visto, probado y comprobado.
Cuarto, que “es más veracruzana que La bamba”.
Cinco, que ama a Veracruz.
Y sexto, que “prevé campaña grotesca, golpeadora y difamatoria”.
¡Ay, la nueva “marcha de Zacatecas” sonando y resonando en la tierra de “El tilingo lingo”, Toña la Negra y Agustín Lara y Natalia Lafourcade!
Insólito: Tirando la piedra en contra del Frente Opositor (PRI, PAN y PRD) asegurando que la “campaña grotesca, golpeadora y difamatoria” provendrá de ellos.
En ningún momento, de los morenacos.
Ni de la tribu guinda y marrón.
Ni de la 4T.
Ni del obradorismo.
“Me siento con mucha confianza” se repite Nahle, quizá, incluso, para escucharse a sí mismo y deseando que los militantes guinda y marrón la llamen ya, ya, ya, “gobernadora”.
Incluso, “la primera gobernadora” luego de setenta y ocho hombres.
“Vamos por todas”, insistió, a tono con el discurso obradorista.
Caray, el triunfalismo es tanto que la candidata “mete las manos al fuego” por Cuitláhuac García y quien, como se sabe, puso el aparato gubernamental a las órdenes de la zacatecana:
Cuitláhuac “lo ha hecho bien y tiene que terminar bien”.
Uno: los feminicidios (incluido el montón de niños huérfanos).
Dos: los secuestros.
Tres. Los desaparecidos.
Cuatro. La desaparición forzada.
Cinco. Los policías matando gente.
Y seis. Las fosas clandestinas.
En la mayor parte de los casos, en el ranking nacional.
Simplemente, el saldo de Cuitláhuac y que la candidata avala en su magnitud.
“No tengan la menor duda: vamos a ganar”.
Triunfalismo por un lado.
Y por el otro, acusando a la oposición de “grotesca, golpeadora y difamatoria”.
Corruptos, “¡corruptazos!” les ha llamado Andrés Manuel López Obrador.

II (Un pueblo que sabe reír y cantar…)
Nahle, zurcida en la lucha ideológica del obradorismo, lejos de las tinieblas priistas del periodo clásico.
Tiempo cuando, por ejemplo, uno de sus hermanos era diputado federal por el partido tricolor, compañero en el Congreso de la Unión de Miguel Ángel Yunes Linares y Jorge Uscanga Escobar.
Nahle, con la tierra firme del Edén, el obradorismo de la izquierda delirante.
Yo soy honesto.
Yo soy puro.
El triunfalismo llega a lo siguiente: En el anuncio televisivo transmitido a cada ratito, la zacatecana aparece robusta.
Y en la foto de la contraportada de La Jornada, la muestra con una barbie otoñal.
Bien maquilladita.
En el otro lado de la cancha, en Xalapa un mural con foto de Claudia Sheinbaum Pardo con bigote.
Claro, el humor jarocho.
Por ejemplo, el árbol erótico en la avenida Díaz Mirón de la ciudad jarocha y con la fachada de una mujer en traje de baño.
Digamos, como el juego playero en carnaval con hombres disfrazados de mujercitas.
El famoso pitorreo de “Aquí no pasa nada” de Javier Duarte.
El igual famoso pitorreo de “Aquí las mujeres pueden soñar” de Cuitláhuac García.
Pitorreo, mejor dicho, verdad histórica de aquel presidente municipal de Veracruz que cuando hacia el mediodía avanzado se retiraba a casa pasaba a la tesorería municipal y preguntaba:
“¿Cuánto hay?
Tanto.
Y el alcalde exclamaba: “¡Me lo llevo!”.
Yo soy honesta.
Yo soy pura.
¡Vaya desmadrito!, en las redes sociales circula un meme con la frase célebre, memorable y citable siguiente:
“Votamos por la Xingona… o nos carga la Shein… gada”.
El futuro a la puerta que vendrá el dos de junio…