Descubrió, por ejemplo, “a vuelo de pájaro”, que su camioneta Chevrolet color gris tenía un balazo en la llanta.
Y en la puerta, un orificio causado, todo indicaba, pensó, caviló, calculó, por otro tiro.

PASAMANOS: Unos vecinos también se asomaron a la mañana violenta, intensa y volcánica del Veracruz ensangrentado.
Y platicaban entre ellos. Y también con la policía que acababa de llegar, recién avisada.
De acuerdo con los vecinos, los autores de los balazos eran dos tipos. Encaramados en una motocicleta. Los dos, con una sudadera.
Entonces, Édgar Eduardo recordó que días anteriores recibió un os mensajes en el celular y la llamada de gente con voz desconocida.
Y le exigieron 150 (ciento cincuenta) mil pesos como cuota a cambio de dejarlo en paz con su negocio.

CORREDORES: Y como se negó, los malosos le enviaron el mensaje huracanado y turbulento de los balazos.
Los malos… huyeron en un Veracruz en el primer lugar nacional en extorsiones.
Y secuestros.
Y desaparecidos.
Y en fosas clandestinas.
Y con un impresionante, excepcional, fuera de serie tiradero de cadáveres.
¡Ah!, la Fiscalía General inició una carpeta de investigación para ver quiénes (ajajá) resultan culpables.
Así, y como dicen hacia el final de la misa en la iglesia católica y apostólica, “podéis ir en paz. La misa ha terminado”.

BALCONES: Un ciudadano más de Veracruz al que los carteles y cartelitos intentan extorsionar.
Y para crear y recrear y fermentar el miedo y “el miedo al miedo”, los tiros frente a su casa.
Y rafagueada su camioneta.
Y a las 9:30 horas de la mañana del viernes dos de febrero, por cierto, día de la Candelaria y día cuando en la LXVI Legislatura el Congreso local fue convertido en un burdo, ramplón y barato tianguis de tamales y champurrado.
Ajenos los diputados locales (más, mucho más los de MORENA, la 4T y el obradorismo) a la sangrienta y fatídica violencia.

PASILLOS: Ni hablar, dirá el vecino, “aquí nos tocó vivir y qué le vamos a hacer”.
Ese mismo día, por ejemplo, en Omealca, un agricultor fue degollado cuando tomaba una cervecita.
Y unos ladronzuelos despojaron de doscientos mil pesos de la nómina a un empleado del Ayuntamiento de Miahuatlán.
Y un albañil en San Andrés Tuxtla perdió media mano por un ataque a machetazos, aun cuando la parte de la población en la comunidad de Villa Comoapan enfureció y macheteó en la cabeza al agresor.
El tsunami de violencia (como todos los tsunamis) incesante. Por fortuna, y por ahora, el comerciante de San Andrés Tuxtla salvó la vida.
Ya se conocerá lo que el destino depara…

VENTANAS: Los malos, adueñados de Veracruz, cobrando el derecho de piso en el norte, el sur, el este y oeste de la entidad federativa.
Haciendo y deshaciendo a su antojo.
Nunca, como ahora, la gente sencilla que todos los días lucha por mejorar la calidad de vida de la familia expuesta a la peor pesadilla.
¡Vaya Estado de Derecho que en teoría (ajá) garantiza la seguridad en la vida y los bienes!
Un fiasco las tribus guinda y marrón del obradorismo jarocho.