Pero de igual modo, para los migrantes de México.
Un millón de paisanos de Veracruz, por ejemplo, en el otro lado.
Y de ñapa, el mal fario, el peor karma, cuando un paisano muere en un accidente automovilístico.
El caso de Eduardo Antonio Romero, originario de Soledad Atzompa, y cuya familia, tan pobre, en la miseria y jodida, anda boteando para juntar centavitos con que poder traer el cadáver.
Y en tanto, otro paisano, Daniel, se debate entre la vida y la muerte.
La guillotina migratoria, social y política se está endureciendo más, mucho más, quizá porque en Estados Unidos están envueltos (como en México) en la sucesión presidencial.
Pero indicativo y significativo cuando los Senadores de los partidos Republicano (que tanto odian a los migrantes con Donald Trump a la cabeza) como Demócrata otorgaron facultades metaconstitucionales al presidente Joe Biden para cerrar la frontera sur con México.
Y más, facultades totales y absolutas a la policía migratoria para detener a los migrantes sin papeles.
Y más, para en automático expulsarlos a México (patrio trasero de EU)… sean del país que sean.
Incluso, la versión de tratarse de la iniciativa más radical de Estados Unidos en décadas.
Un montón de ONG (organizaciones no gubernamentales) han alertado sobre “un clima de violencia muy fuerte contra los migrantes”.
Estamos, dijeron las ONG, ante “una política racista, inhumana y al más puro estilo trumpiano”.
Trumpiano… de Donald Trump.

II (El Ejército de Dios, “ta’gueno”)
En Estados Unidos, la estrategia de “endurecer las leyes contra los indocumentados” para ganar simpatía electoral.
Y más, mucho más, porque contra todo y lo que se diga, en el país vecino (la nación más democrática de los cinco continentes, ajá) domina y predomina el racismo, la segregación y la xenofobia.
Bastaría referir el aparecido “Ejército de Dios” (simpatizantes de Trump) que al grito de “Únete a la pelea de Dios” se manifestaron contra lo que llaman “la invasión migratoria”.
Todos ellos en camiones, camionetas y casas rodantes incendiando el ánimo popular en el extremo sur de Estados Unidos…, de cara a la frontera norte de la llamada “república amorosa y humanística” del obradorismo.
Los activistas Trumpianos también se hacen llamar “Nosotros, el Pueblo”.
Y festinando su odio racial con grandes comelitonas, luego del mitin, a base de pollo frito y carne asada y música.
Incluso, discursos religiosos mezclados y entremezclados con el discurso político.
Digamos, el “Ejército de Dios” al servicio de Trump en contra de los migrantes.
El conocido grito de batalla trumpiano”:
“Estamos siendo invadidos y necesitamos controlar lo que está sucediendo”.
Peor, mucho peor, cuando el pobrecito Joe Biden, el político más poderoso de la tierra, ningún manotazo asesta contra el bullying de Trump.

III (Fracaso de la política económica)
En contraparte, la migración se agudiza a decibeles insospechados tanto en México como en América Latina y como desde el otro extremo del planeta.
Y en todos los casos, razones universales, digamos:
Uno. El peor fracaso de la política económica para animar y reanimar la inversión privada creando empleos en las regiones indígenas, campesinos, obreras, suburbanas y urbanas.
Dos. La violencia de la delincuencia organizada y común descarrillada en todos los confines.
Lo peor: incidiendo sobre la gente en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo y los pichurrientos salarios de hambre.
Tres. La incapacidad oficial para garantizar la seguridad en la vida y los bienes y en donde una respuesta es la migración a lo que el mundo considera el paraíso terrenal como Estados Unidos.
Cuatro. Un periodo constitucional tras otro la misma cantaleta de una mejor calidad de vida para todos.
Y la misma estafa, la misma burla, la “misma tomadura de pelo”.
Cinco. Entonces, la única esperanza de los migrantes es agarrar camino a EU (y Canadá) soñando con un milagro individual, familiar y social para todos.
Sin importar los riesgos en el camino, entre otros hechos, de las policías municipales y estatales y la policía migratoria y los carteles y cartelitos y “los polleros” y hasta los rangers de EU cazando a migrantes en el paso por el desierto como queda expuesto y manifiesto en el filme “Desierto” con Gael García Bernal.