Seis de cada diez habitantes de la llamada “república amorosa y humanística”, en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los pichurrientos salarios de hambre, la migración y la incertidumbre y la zozobra en cada nuevo amanecer y anochecer.

PASAMANOS: Son, entre otros, los Carlos Slim. Los Ricardo Salinas Pliego. Los Germán Larrea. Y los Roberto Hernández.
Digamos, los ricos entre los ricos.
Uno de ellos, Carlos Slim Helú, considerando en momento estelar y varios años como el hombre más rico del mundo.
El mundo con sus cinco continentes. Y más de doscientas naciones.
De acuerdo con el informe de Oxfam México, todos ellos crearon y recrearon su espantosa riqueza y fortuna a la sombra del poder.
Privatizaciones. Concesiones. Licencias. Permisos especiales del presidente de la república en turno.
Por ejemplo, caray, con Carlos Salinas de Gortari, Slim (Teléfonos de México) y Salinas Pliego (TV Azteca).

CORREDORES: Dice Oxfam: Todos ellos “tienen concesiones para explotar bienes nacionales en los sectores de comunicaciones y transportes, el minero y el de telecomunicaciones y radiodifusión” (La Jornada-México).
El poder, cierto, en el tiempo de la llamada “Dictadura Perfecta”. Tiempo del priismo. De los años 1929 a dos mil.
Luego, canonjías y privilegios continuaron con Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, y ahora, Andrés Manuel López Obrador.
Ya eran ricos. Claro, claro, claro. Pero cinco años y dos meses después del obradorismo siguen tan campantes haciéndose más ricos.

BALCONES: Otros más de la listita de privilegiados del dios terrenal Alfredo Harp Helú, Banamex, con Roberto Hernández.
Antonio del Valle Ruiz, Bital.
Germán Larrea, Ferrocarriles Nacionales y concesiones mineras.
Fernando Chico Pardo, Grupo Aeroportuario del Sureste.
Carlos Hank Rhon, licenciada de Interacciones y concesiones de telefonía móvil, hijo del magnate y político del Estado de México, Carlos Hank González.
Alejandro Bailléres, Concesión de minera Fresnillo.
Y David Peñaloza Alanis, Contratos de autopistas (Ibidem).

PASILLOS: ¡Ay, la igualdad económica! ¡Ay, la sociedad justa! ¡Ay, la sociedad fraterna! ¡Ay, la sociedad igualitaria!
Los pobres, los jodidos, la gente en la miseria, una bequita bimensual (se insiste, cada dos meses) con sus programas sociales de Jóvenes Construyendo el Futuro, Campesinos Sembrando Arboles, ancianos y madres solteras.
Ahora, en la víspera de la elección presidencial y nueve gobernadores y 500 diputados federales y 128 senadores, seis mil pesitos bimensuales, aprox.
Y adelantaditos… para evitar, ajá, conflictos electorales.

VENTANAS: ¡Ay, la teoría social de que “la riqueza sea para quien la trabaja”!
Bien los llamó el cineasta Luis Buñuel en el filme “Los olvidados”.
Y Franz Fanon con “Los condenados de la tierra”.
Y el antropólogo Oscar Lewis con “los excluidos” y “los precaristas”.
Lo dice Oxfam:
En México, “décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia”.
Claro, incluyendo al obradorismo.
Carlos Slim Helú, por ejemplo, el gran invitado de AMLO, el presidente, en grandes eventos.
Y en primera fila.
AMLO, el jefe político. Carlos Slim, el jefe empresarial.
Pero, bueno, ya se sabe, durante cinco años y dos meses la leyenda bíblica repetida y repetitiva es que “por el bien de todos, primero los pobres”.
“Ta’gueno”.