Los feminicidios germinando en tierra fértil.
Escuelas tomadas por padres de familia y ante la cerrazón de la secretaría de Educación para atender desaguisados, el más común, la falta de maestros y casi casi durante el ciclo escolar.
Y de ñapa, en tres municipios, la sublevación ciudadana y de ediles en contra de los alcaldes.
En Álamo, mitin ciudadano ante el palacio denunciando el posible desvío de recursos y clamando el desafuero de la alcaldesa Guadalupe Romero.
En Ixtaczoquitlán, la rebelión de la síndica y cinco regidores en contra del alcalde Nahum Álvarez imponiendo su ley y hasta cancelando las sesiones de Cabildo.
Y en Acayucan, la indignación crónica en contra de la alcaldesa Rosalba Rodríguez luego de que su directora de Desarrollo Urbano fue considerada jefa de una banda de secuestradores.
Desde luego, y con una mirada hacia el pasado inmediato, más presidentes municipales expuestos a la efervescencia popular.
En contraparte, veinte diputados locales (todos de MORENA) anotándose para la reelección como “Conscriptos de la Patria” como en la antigua Roma llamaban a los legisladores.
Veinte en total de 31 (treinta y uno) diputados guinda y marrón.
Entre ellas, la experta gastronómica, Eusebia Cortés Pérez.
El ex priista Fernando Arteaga Aponte, cuarenta años de militancia priista.
Y el junior tuxtleco, Rafael Gustavo Fararoni.
Ebullición social en Álamo, Ixtaczoquitlán y Acayucan.
Habría, entonces, de preguntarse ¿dónde están y qué hacen los diputados locales y federales de tales distritos, además, claro, de la fama pública de levantar la mano para aprobar “en cargada” las iniciativas de ley ordenadas por la superioridad?
Y es que de por medio está la llamada paz pública y la tranquilidad social.
Más, considerando que los conflictos en el trío de municipios datan de tiempo anterior, pues en ningún momento son “flor de un día”.
Queda claro, sin embargo: Los alcaldes van por un lado.
Los ediles, por otro.
La población, por otro.
Y los diputados locales y federales, por otro.
Más, mucho más ahora cuando los políticos viven el momento de perpetuarse en el poder público con la reelección.
Con todo y que los veinte legisladores locales de MORENA listo para repetir en la curul ninguna huella social han dejado en sus distritos, entre otras cositas, para enaltecer la calidad de vida de la población.
Y en un Veracruz donde seis millones de los ocho millones sesenta mil habitantes viven en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los pichurrientos salarios de hambre y la migración, sobre todo, a Estados Unidos.

II (De buen gobierno a Gobierno Fallido)
Entre otra de las tareas básicos de los diputados locales y federales está cabildear, animar y reanimar, favorecer un buen gobierno.
Sobre todo, a nivel edilicio.
De ellos depende, con su vigilancia y conducción discreta y el auxilio para construir mejores posibilidades, un gran presidente municipal y buenos síndicos y regidores.
Pero, bueno, así como caminan los hechos y circunstancias en el Estado jarocho, una vez más evidenciando la calidad social, moral y política con que fueron elegidos los candidatos a presidentes municipales.
Un error de los jefes políticos que nunca profundizaron en la historia de vida de los aspirantes a los cargos de elección popular.
Además, y dadas las consecuencias en Álamo, Ixtaczoquitlán y Acayucan (por ahora) cuestionado la mano firme de la secretaría General de Gobierno encargada, como se afirma, de la paz interior.
Y ni se diga el seguimiento del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, la Contraloría y la Comisión de Vigilancia del Congreso local.
Más, cuando como en los casos de Ixtaczoquitlán y Acayucan pareciera que los pendientes y conflictos son viejos y por alguna razón los han dejado crecer.
Es decir, la desidia, el menosprecio por el destino colectivo, el desprecio, la apatía, la indiferencia.
Los diputados locales, por ejemplo, “dejando hacer y dejando pasar” como si la protesta social ocurriera en el otro extremo del mundo.