El huachinango a la veracruzana.
El arroz a la tumbada.
La salsa macha de Orizaba.
El chilpachole de jaiba.
Los camarones de salsa verde.
Los ostiones a la veracruzana.
El pollo al acuyo.
Los pulpos en salsa de almendra.
Y los chiles a la veracruzana.
¡Alabado el Ser Superior!
Claro (ni modo, “la vida es así y qué le vamos a hacer”) quedaron fuera, por ejemplo, las garnachitas de Rinconada y Soledad de Doblado.
Los zacahuiles del norte de Veracruz.
Los tamalitos de masa de don Amador Beltrán.
Los sabrosos tacos parados de la avenida Américas.
Las picadas y gordas del Barrio de La Huaca y que, bueno, ni hablar, tampoco pudo ser clasificado como Barrio Mágico… y que algún día será, digamos, ahora cuando Yuri sea de nuevo reinita del carnaval.
Caray, los camarones enchipotlados, el orgullo del góber salsero, huapanguero, danzonero, chicharronero, bistecero y jaranero… también quedaron fuera.
Es más, los chicharroncitos tomados de la paila en la vía pública de igual modo excluidos por los chefs internacionales.
Fuera también las mojarras fritas de Jamapa y los tegogolos de Catemaco (con todo y su monumento patrio) y los toritos de Boca del Río y las flores de izote de Cordobita.
Y las bolitas de masa nadando en una salsita con pollo de Cantarranas, municipio de Paso de Ovejas.
Pero…, bueno, la lucha se hace. Y es lo importante.
Por lo pronto, el festival Tajín y el carnaval jarocho, en lo más alto de la cresta.
Y los Pueblos Mágicos como conejitos emergiendo de la manga del mago.
Y los Barrios Mágicos, la nueva creación turística sexenal.
Ahora sí, y como dice el viejito del barrio, “con el tiempo y un ganchito” llegaremos lejos.
El Ser Superior nos oiga…

II (Italia y Japón, por delante)
Otros países quedaron en los primeros lugares con una sazón ultra contra súper sabroso.
Y reconocido en el mundo con sus cinco continentes y las más de doscientas naciones.
Por ejemplo, Italia, Japón, Grecia, Portugal, China e Indonesia.
Pero, bueno, y con todo, el hecho de incluir a unos platillos de Veracruz enaltece la gastronomía estatal y quizá, quizá, quizá, por ahí habrían de explorarse posibilidades.
Y, claro, hacer tremendo escándalo nacional para, digamos, y entre otras cositas, atraer más turismo.
Es más, y dado que en la bahía del Golfo de México en Coatzacoalcos están apareciendo tiburones…
Y en la bahía jarocha suelen aparecer delfines de vez en vez…
Significan otro atractivo a explorarse.
Más si se considera que el más grande recurso natural de Veracruz para dignificar la calidad de vida de la población es el turismo.
Más, incluso, que la caña de azúcar, el café y los cítricos, tres industrias básicas.
Y por eso mismo, la prioridad del Estado ha de ser garantizar la seguridad en la vida y los bienes.
Duro y rudo, claro, cuando en el Estado jarocho figuramos en el ranking nacional de los feminicidios, secuestros, desapariciones, extorsiones y fosas clandestinas.
Con un Veracruz ensangrentado.
El miedo. El pánico. La incertidumbre. La zozobra. “El miedo al miedo”. La angustia de llegar vivos al día siguiente.
La delincuencia organizada y común (ya se sabe) adueñada del norte y el sur y el este y el oeste de Veracruz.

III (Excelente comida jarocha)
Queda claro: la comida de Veracruz es excelente. Y de grandes ligas.
Y si Veracruz ya se filtró en el Taste Atlas, entonces, a chambear todos.
Y duro.
Animados y reanimados por la secretaría de Turismo, digamos.
Una gran convocatoria social a los chefs y amas de casa y restaurantes y fonderos (de fonditas, claro) para pulir y volver a pulir las recetas gastronómicas y mejorar más, mucho más, la sazón.
Y al mismo tiempo, como las gallinitas cuando ponen un huevito, cacarear por todos lados la nueva posibilidad.
La imaginación, pues, y la experiencia y el fogueo en la cocina tanto de las mujeres como de los hombres para atraer mayor turismo, considerando, entre otras cositas, que el peso turístico es el que más se reparte en múltiples sectores y niveles.
La industria turística vista como un conjunto.
Y si Veracruz es un filón turístico, con más razones de peso y con peso.
Así sea, incluso, el turismo de jícama, horchata, sándwiches y “camarena”.
Los grandes platillos de Veracruz llevados al pueblo.
A los jodidos.
A la gente en la miseria.
Y en la pobreza.
Y la jodidez.