Fue imposible. El daño estaba hecho. Y murió el viernes 2 de diciembre.
Se llamaba Lucrecia N.
Una más en un Veracruz en el primer lugar nacional de menores embarazadas.

PASAMANOS: Catorce años y el deseo y las ganas de vivir de forma intensa y volcánica.
Ella tenía, caray, seis meses de embarazo.
El desconocimiento, además, del peligro que significa al semestre de embarazo tratar de interrumpir el proceso biológico.
Y dada la edad, digamos, nunca pudo acceder, y en todo caso, a una comadrona.
Más si el chico, su novio, también es de la misma edad. Peor, claro, si el autor es un adulto.
Una señal más para, entre otras cositas y hechos, una política de Estado preservando la vida.

CORREDORES: El tema de las menores (niñas y adolescentes) embarazadas ha de considerarse un Asunto de Estado.
Los gobiernos estatal y municipales. El DIF. Los padres de familia. La iglesia. Los maestros. Las organizaciones no gubernamentales. Las fundaciones. Los grupos cívicos.
Todos, en un operativo común.
Y actuando en todos y cada uno de los doscientos doce municipios de Veracruz.
Y llegando a las comunidades, rancherías y poblados.
Casi casi como un operativo de la Coca Cola que por todos lados aparece.
Además, con videos extraordinarios. Finos y pegajosos. Efectivos y eficientes.

BALCONES: Más, mucho más con el dato oficial de un Veracruz en el primer lugar nacional de menores embarazadas y en el primer lugar nacional en abortos.
Cierto, la LXVI Legislatura aprobó el aborto para que los médicos lo apliquen sin restricciones ni temores de una acusación y la cárcel.
Y para que la secretaría de Salud los aplique a través, incluso, de las Clínicas, y para lo que en momento estelar anunciaron la capacitación del personal.
Pero la tarea es insuficiente. El suicidio de Lucrecia es una alarma más, un foco rojo, para los sectores sociales.

PASILLOS: De por sí, el embarazo no deseado es un conflicto.
Una historia angustiante está en la novela “Acontecimiento” de la escritora Nobel de Literatura en el año 2022, Annie Ernaux.
Ella misma relata su embarazo cuando era universitaria. Dura y ruda. Más, cuando su pareja la abandona y deja a la deriva.
Y ella solita busca la solución. Incluso, hasta pidiendo dinero prestado para pagar a una comadrona, y quien le advierte:
Si luego de la operación te sientes mal, vas a un hospital.
Y si para una muchacha en mayoría de edad es terrible un aborto, más, mucho más, para una adolescente de 14 años como Lucrecia quien en momento desesperado y desesperante decide suicidarse.
El camino más fácil…

VENTANAS: Desde hace ratito, Veracruz en el ranking nacional de adolescentes y niñas embarazadas y abortos.
Sin embargo, ninguna acción oficial concreta y específica para orientar y reorientar a los menores.
Y para lograr la atención sistemática, permanente, cotidiana, con los hijos. Tanto mujeres como hombres.
Aquella campaña de la secretaría de Salud en otros tiempos convocando al uso de los globitos fue abandonada, por ejemplo.
Y aun cuando los preservativos siguen vendiéndose y hasta en los moteles los ofrecen, su uso es rechazado, como en el caso.
Entonces, una nueva acometida publicitaria para establecer la práctica.