Las dos, reportadas en la Comisión Estatal de Búsqueda y que, bueno, únicamente sirve de consuelo pues en ningún momento significa su pronto encuentro.
Es Veracruz hoy. Uno de los peores legados de la 4T en Veracruz, además de los feminicidios, el secuestro y la desaparición de mujeres.
El peor entre los peores tiempos para la población femenina. Seis de cada diez habitantes del Estado jarocho son mujeres.

PASAMANOS: ¡Ay, aquel Veracruz de las maravillas cacareado por el obradorismo!
Una virulencia contra la población femenina nunca antes vista en la historia sexenal.
Vaya, los políticos y los partidos políticos más, mucho más dinero gastan en los anuncios y la propaganda electoral que en la búsqueda de personas secuestradas y desaparecidas.
En otros tiempos, por ejemplo, la turbulencia huracanada contra los obreros textiles de Río Blanco. Trescientos asesinados en un solo día.
El crimen de los jarochos rebelados a una reelección más del dictador Porfirio Díaz Morín.
El homicidio de cuarenta mil agraristas en la década de 1940 defendiendo su legítimo derecho a la parcela y comandada por los latifundistas.

CORREDORES: Ahora, la 4T, MORENA y el obradorismo al mando, las mujeres convertidas en las víctimas sexenal.
Cada vez más mujeres victimizadas y cada vez el silencio de los políticos guinda y marrón, vaya, claro, a enojarse la autoridad estatal si pronuncian una sola palabra reclamando la vuelta a la tranquilidad y la paz pública, la paz familiar y la paz individual.

BALCONES: Dos chicas más desaparecidas. Menores de edad.
Desde el mes de diciembre del año 2018 ha sido (es todavía) una constante. Las mujeres en la más terrible y espantosa pesadilla inacabable.
De poco ha servido, todo indica, la Guardia Nacional. La Fuerza Civil. Las policías estatales y municipales. Las juntitas de la llamada Construcción por la Paz.
Tampoco la protesta (cada vez creciente) de los más de treinta Colectivos (tantos, caray), integrados con padres con hijos y parientes plagiados y desaparecidos.
Ni la inconformidad social de los familiares de las mujeres victimizadas.
Ni de las ONG. Académicos. Escritores con sus libros. Poetas con sus poemas. Cantores con sus canciones. Cineastas con sus documentales.
En cuarenta días y noches, Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz del mes de diciembre de 1986 al diez de enero de 1987.
En un dos por tres acabó con la famosa “Sonora Matancera” del sexenio anterior.

PASILLOS: Desde hace ratito, MORENA tiene candidata a gobernadora. Apenas el fin de semana, el Frente Amplio Opositor. El Movimiento Ciudadano todavía está en el limbo. Ningún aspirante ni suspirante por la vía independiente.
En el Sínodo partidista cocinan los aspirantes a diputados federales. MORENA ya tiene par de candidatos al Senado. El Frente Opositor, en tensión cardiaca.
Pero en ambos lados, muchos, demasiado, levantando la mano.
Y ninguno de los candidatos y aspirantes se han ocupado en sus discursos de precampaña y campaña abierta de los feminicidios.
Ni tampoco de las mujeres secuestradas y desaparecidas.
Significativo. El Veracruz, digamos, del “Aquí no pasa nada”.
El desdén y el menosprecio a los sucesos incómodos.
Como si el hecho de ignorarlos los resolviera en automático y por milagro superior.
La mancha más ennegrecida del gobierno del Estado.