Los olvidados
**Los condenados de la tierra
**Desventuras de la vida
EMBARCADERO: Joaquín Cosío, “El cochiloco” en el filme cinematográfico “El infierno” lo dice de manera categórica: “El infierno está aquí, en la tierra... Y los demás son chingaderas”... Nada, pues, del infierno en el otro lado del mundo... Quizá por ahí más allá del sistema planetario... Y más lejos del sol y la luna... El infierno de todos los días y noches... Un infierno, por ejemplo, vivir en la miseria... Otro, vivir en la pobreza... Otro, en la jodidez... Otro, en el desempleo... Otro, en el desempleo
Luis Velázquez
Otro, con salarios pichurrientos de hambre… Otro, la incertidumbre, la zozobra y la inseguridad… Y otro más, la impunidad…
ROMPEOLAS: Con esos infiernos, dice el sicólogo del barrio, el infierno en el otro lado del charco donde Luzbel, su Majestad Satanás, es poco… De hecho y derecho, una caricatura… Incluso, y en un descuido, hasta un paraíso (digamos, y cierto), un paraíso diabólico… Más porque aquí en la tierra se atraviesan la esperanza y la fe de que algún día la vida será o puede ser diferente… Mejor, claro… Nada peor, desde luego, que vivir en la tierra lleno de esperanzas, pues con frecuencia termina odiándose a los otros… Entre ellos, jefes y subjefes, gerentes y subgerentes, patrones y capataces…
ARRECIFES: Dura y ruda la vida cuando se vive en la precariedad… “Los olvidados” los llamó el cineasta Luis Buñuel en una película… “Los condenados de la tierra” les denominó Franz Fanon… “Los excluidos” les llamó el antropólogo Oscar Lewis… “Dejad que los pobres (y los niños) se acerquen a mí” pidió Jesucristo… Que “por el bien de todos primero los pobres” exclama el mesías del Edén…
ESCOLLERAS: El infierno de todos los días… Por ejemplo, el dinerito insuficiente para el itacate y la torta… Y para comprar los útiles escolares y los uniformes y la ropa y los zapatos de los niños… Y para enfrentar una emergencia médica, incluido el hospital y las medicinas… Y para ofrecer una vida digna a los padres ancianos y enfermos… A veces, salir corriendo al Monte de Piedad para empeñar el único patrimonio familiar (si se tiene) como es el anillo matrimonial… O de lo contrario, pedir limosnita en el crucero y/o afuera de la iglesia a los feligreses misericordiosos…
PLAZOLETA: El infierno de todas las noches… Por ejemplo, el riesgo de un asalto en casa y con el terrible y espantoso riesgo de la muerte si te opones a los ladrones… El riesgo de un secuestro, una desaparición, una tortura, un asesinato y una fosa clandestina… El riesgo de pagar un rescate millonario y al mismo tiempo ser asesinado… Peor tantito: el riesgo de ser migrante y en el camino plagiado por los malosos para cobrar rescate oneroso… El infierno está aquí… A todas horas… Además, pero… ningún muertito, ni en las sesiones espiritistas, ha vuelto del otro mundo para confirmar el paraíso bíblico…
PALMERAS: El dicho popular es categórico: “Lo que aquí se hace aquí se paga”… Y tarde o temprano… A veces, a uno mismo cae la profecía negativa… En otras ocasiones, a los hijos… Y/o a los nietos… Y/o a los bisnietos… Pero el infierno llega a través de la maldición lanzada “a los cuatro vientos”… Rachas buenas en la vida… Pero más, mucho más, rachas malas… El mal fario, el peor karma… Era Francisco I. Madero un presidente bueno, pero su amigo entrañable, Victoriano Huerta, lo traicionó y ordenó su asesinato por la espalda y tiro de gracia…