Colosio y Pepe Yunes
I (Inminente manotazo)
Eran los primeros meses del año 1994 y el presidente Carlos Salinas de Gortari dijo a los priistas encumbrados: “¡No se hagan bolas! ¡El candidato es Colosio!”.
Y se los dijo porque muchos andaban calenturientos con Manuel Camacho Solís.
Entonces, los jefes connotados buscaron acercarse y pegarse a Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Luis Velázquez
Y cuando Colosio los miró y advirtió fue categórico con algunos: Te juro que si gano en las urnas estarás conmigo en el paraíso. Conozco y reconozco su talento y experiencia. Pero, por favor, ocúpate del trabajo electoral. Sin aparecerte en mi búnker ni tampoco en las giras.
Colosio, norteño de corazón, político a ras del suelo, habituado a hablar con claridad y sin rodeos, quiso manifestarse con un montón de priistas desprestigiados y desacreditados en el palenque público.
Incluso, señalados de pillos, ladrones y corruptos.
“¡Corruptazos!” diría Andrés Manuel López Obrador, AMLO, el presidente.
Así, con el ultra contra súper manotazo, Colosio los mantuvo lejos. Por ahí. En lista de espera.
Hasta que, ni modo, llegó el 23 de marzo del año 1994 en la tarde y lo asesinaron en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California.
La referencia aquella viene a colación ahora cuando el diputado federal ha sido ungido candidato del PRI y PRD (falta el PAN) a gobernador de Veracruz por el llamado Frente Amplio Opositor.
Y es que de pronto, y como avispones, a su lado han aparecido varios priistas con una hoja de servicios bajo sospecha (muchos Duartistas y Fidelistas, por ejemplo) y quienes, todo indica, únicamente sirven para desacreditarlo.
Y, bueno, ni hablar, si son priistas, habría de observarse la anécdota y enseñanza de Colosio y andar por ahí lo más lejos posible porque en vez de sumar votos los ahuyentan.
II (Avispeando a su alrededor)
Claro, el candidato del PRI y PRD es una buena persona. Es generoso y magnánimo. Paciente y prudente.
Y por eso mismo, digamos, tiene y tendrá gente de ultra contra súper confianza para transmitir el contundente mensaje colosista.
Nadie los excluiría. Pero más, mucho más ganaría la candidatura si chambean en otras faenas, y/o de plano, se conservan lejos.
La huella política y social y la fama pública que la mayoría de ellos está ligada a la deshonestidad.
Y si en su momento fueron, digamos, perdonados por el góber panista, Miguel Ángel Yunes Linares, y ninguno pisó la cárcel, se debió, entre otras cositas, a negociaciones de por medio.
Más porque con tantos recorridos y acercamientos del candidato con los sectores organizados de cada municipio tiene, tendrá, mejores y dignos promotores electorales en cada región geográfica.
Además, reconocido en su autoridad moral, caminos existen, incluso, tecnológicos, para estar, ser y trascender con un operativo inteligente y talentoso.
Se diría, incluso, que el diputado federal se vende solo.
En Estados Unidos, por ejemplo, en el siglo pasado, Jimmy Carter basó su campaña electoral para la candidatura a presidente de Estados Unidos parándose en las esquinas y presentándose a los peatones diciéndoles su nombre y su legítima aspiración.
Así llegó lo más lejos posible, a tono con lo que semejaba una utopía.
Tanta confianza tiene el candidato en sí mismo que simplemente ha aceptado contender en una encuesta con el senador panista, Julen Rementería del Puerto, para definir al candidato del partido azul.
Pensando, claro, en el Frente Amplio Opositor.
Entonces, mal servicio le harán los priistas duartistas y fidelistas que avispean a su alrededor.
III (Probada autoridad moral)
Si el diputado federal sale candidato a gobernador también del PAN, entonces, de seguro incluiría en el equipo de campaña, incluidos operadores electorales, a militantes azules, rojos y amarillos.
Además, de su primero, segundo y tercero y cuarto, etcétera, círculo del poder.
Y en todos los casos, gente con una probada autoridad moral pues únicamente así, y entre otras cositas, ganaría espacios definitivos en las urnas.
Nada hoy más confiable como militantes íntegros y honestos, más luego de la publicación del libro “El rey corruptor” de la periodista y escritora, Elena Chávez, sobre los (presuntos) trastupijes de AMLO, el presidente, y su familia y equipo estelar y hasta de su candidata presidencial.
Más en un tiempo cuando el PRI puso a México en el primer lugar mundial de corrupción política.
Militantes partidistas y ciudadanos con una moral fuera de duda y cuya única presencia genere respeto y hasta admiración.
Ya se verá…