La mujer o el hombre en apuros sienten un tsunami penetrando en las neuronas, el corazón y el hígado (y hasta el sexo) como si un alud le cayera encima.

DOS. Personas en conflicto avasalladas

Mientras los padres y los hermanos y los tíos y los primos y hasta los abuelos y los amigos del primero y el segundo círculo ofrecen su punto de vista como la verdad histórica, la persona en conflicto queda apabullada, “patas arriba” el mundo, su mundo.
Y por añadidura, más confundida que nunca.
Incluso, caray, sin saber el camino a tomar.
Peor todavía cuando la llamada comentocracia se obstina con imponer su verdad y hasta amenaza con romper la relación consanguínea y amical.

TRES. Se pasan de tueste…

Se trata de la naturaleza humana. Más, mucho más, cuando se vive de cara al mar, por ejemplo, el Golfo de México, que a su vez suele influir en el carácter y el temperamento y el modo de ser, pensar, actuar y reaccionar de la gente.
Peor, mucho peor, cuando se tiene un carácter autoritario y mandón.
La persona queda desarmada. Y turulata. Y confundida. Y en ascuas.
Claro, ningún familiar mi amigo lo hacen de mala fe y con cizaña de por medio; por el contrario, digamos, la expresa voluntad de hacer el bien.
Pero con frecuencia, caray, la gente suele “pasarse de tueste”.

CUATRO. Respetar la libertad

En tales circunstancias y otras más, lo ideal es respetar el legítimo derecho de cada persona a decidir con libertad.
Y si la persona en conflicto necesita, digamos, un punto de referencia sabrá con toda la calma del mundo a quién acercarse.
Lo decía el indito famoso de Oaxaca, Benito Juárez García como presidente de la república: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Lo dice el viejito del barrio: El derecho de cada quien inicia y termina frente a los derechos de los demás.
Es decir, tú me respetas y yo también. Tú me intrigas y yo también. Tú hablas mal de mí, de igual modo yo.
Así, pues, estamos a mano.

CINCO. Historia de la vida

La naturaleza humana es de por sí tan compleja que bastaría recordar a Octavio Paz en su libro de ensayos, “La llama doble”.
De acuerdo con el Nobel de Literatura, en una pareja (pareja conyugal, pareja de novios, pareja de amantes, pareja de amigos, pareja de conocidos, pareja de compañeros de trabajo, etcétera), una respeta y ama a la otra y la otra sostiene la relación por interés personal.
Una, entonces, ama. Y la otra abusa.

SEIS. Bajar las rayitas…

Muchos destinos humanos se han ido por las cañerías cuando se influye en los demás sobre decisiones a tomar en medio de un mar inundado de tiburones, siempre hambrientos.
Lo ideal, se insiste, dice el viejito del barrio, es serenarse, volverse lo más tranquilo y prudente y frío y cavilar y seguir cavilando sobre los pros y los contras para definir la ruta siguiente.
Y en todo caso, si alguien por ahí se obsesiona con opinar nada mejor como mandarla al diablo. Pese a quien le pese…