Y de paso, al legislador local, Rafael Gustavo Fararoni Magaña, a quien su padre facilitó la curul.
Y Gómez Cazarín, dichoso y feliz en el búnker de Rocío Norma Nahle García, candidata de AMLO, el presidente, a gobernadora de Veracruz.

PASAMANOS: El filósofo Luis Villoro enaltecía siempre la tolerancia como la virtud número uno de los políticos. Más, mucho más, de los políticos de izquierda.
Entonces, y en el caso, ni la presidenta municipal ni tampoco el titular de la JUCOPO han sido, mostrado y demostrado, el mínimo detalle de la tolerancia.
La tolerancia significando, entre otras cositas, entender y comprender las razones de peso y contrapeso de los demás.
Segundo, aceptar las cosas.
Y tercero, y de ser necesario, platicar, cavilar y dilucidar buscando puntos de encuentro.
Así, la presidenta municipal ha acusado al cacique Gómez Cazarín de intervenir con un montaje ex profeso la Tesorería de San Andrés Tuxtla para fastidiar la vida.
Pero más, porque el cacique diputado duda de la integridad y la rectitud y la purificación moral y la honestidad valiente de la alcaldesa.

CORREDORES: Y de ñapa, el dipu Gustavo Fararoni suena y resuena los tambores de guerra quizá hasta acorralarla, digamos, en un juicio político.
Y destituirla.
Uno y otro olvidaron la sabia enseñanza de la señora madre a Fidel Herrera Beltrán:
“Nunca pelees con una mujer porque es pelear con doscientos hombres al mismo tiempo”.
Y si alguna duda existiera ahí está Nahle como ejemplo y modelo, pues derrotó “haiga sido como haiga sido” a Éric Cisneros Burgos, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Sergio Gutiérrez Luna, y de quien, por cierto, y luego de tantas cacayacas propagandísticas, nada se sabe.

BALCONES: Cada vez cuando puede, la alcaldesa aprieta la Magnum en contra del titular y dueño máximo de la JUCOPO, el antiguo vendedor de automóviles nuevos y usados en el sur de Veracruz.
El mismito que tan honesto, honesto, honesto es que en nombre de MORENA obsequió la presidencia municipal de Hueyapan a su señor padre.
Quizá, entonces probó y comprobó su vocación social para el cacicazgo político.
Casi casi, una herencia religiosa y mítica de Amadeo González Caballero, Heliodoro Merlín Alor, Isidro Pulido, Cirilo Vázquez Lagunes, incluso, Marcelo Montiel Montiel, y hasta Fernando López Arias.

PASILLOS: Incluso, la MORENA, la 4T y el obradorismo declarando la guerra sistemática a los caciques priistas y panistas de la república.
Y al mismo tiempo, vaya paradoja, creando y recreando nuevos cacicazgos bendecidos en la purificación moral y la Cartilla Moral del escritor don Alfonso Reyes, el hijo del general Bernardo Reyes quien intentara asestar golpe militar a don Francisco I. Madero y a su vicepresidente, José María Pino Suárez.

VENTANAS: ¡Bienaventurados, pues, los nuevos caciques de Veracruz!
Se fueron unos y llegaron otros.
La vida es así. En los pueblos siempre han dominado y mandado los caciques. Digamos, y como dice el clásico erudito, “son un mal necesario”.
Y ni hablar, ahora la pelota, la canoa y la carreta le toca manejar a Gómez Cazarín, el caciquito sureño con base en Hueyapan.