Entre tantos otros, los escritores del “Boom” latinoamericano: Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Juan Goytisolo, Guillermo Cabrera Infante y José Donoso.
Además, el montón de amigos en el mundo.

DOS. Amigos en el mundo

Por ejemplo, los amigos de México. Colombia. América Latina. Cuba. Panamá. España. Francia. París. Checoslovaquia.
Más todavía: la variedad de amigos políticos, por lo general, encumbrados en el poder como presidentes de la república.
Incluso, algunos gozaban de tanta confianza que, por ejemplo, les daba a leer los originales de la novela y/o libro de cuentos terminados para observaciones informativas y literarias.
Todavía más: los amigos guerrilleros a quienes donó el importe de algunos premios literarios.
Y el montón incalculable de amigos presos en Cuba y a quienes García Márquez logró liberar debido a su cabildeo con Fidel Castro Ruz.

TRES. Amigos colombianos

Los amigos más cercanos, los de Colombia. Entre otros, los cuates del departamento conocido como “La cueva” donde se reunían los compañeros y amigos reporteros y escritores para hablar de periodismo y literatura.
Plinio Apuleyo Mendoza, uno de ellos, y su compadre. Alguna vez Plinio refirió que cuando García Márquez se volvió rico con la novela “Cien años de soledad” solía pagar las cuentas de las comilitonas y las borracheras.
Su amigazo, el escritor y poeta Álvaro Mutis, quien le extendió el mano recién llegado a México procedente de Estados Unidos únicamente con veinte dólares en la bolsa.

CUATRO. Amigos de sobra…

Amigos tenía el Gabo y de sobra.
Los amigos fundadores del periódico La Jornada en la Ciudad de México y con quienes estuvo la noche anterior a la población haciendo sugerencias, digamos, sobre la calidad del contenido y el diseño.
Razones, pues, de peso y con peso para ser feliz, más allá, como escribiera a Fuentes, “de un par de amigos de los buenos”.

CINCO. Caminos de abrojos

En todo caso, la búsqueda de amigos “a prueba de bomba” es perpetua. Dura y permanece toda la vida.
Y con frecuencia, suele tratarse un camino lleno de espinas y cardos y camino al Gólgota donde puede alcanzarse la crucifixión.
Vaya, más con la enseñanza católica y apostólica de que entre los doce apóstoles de Jesucristo estaba un Anticristo, un traidor, como Judas, quien cobrara treinta monedas por entregar al hijo de Dios a los fariseos y se comprara un ranchito en las goteras de Jerusalem y luego del Gólgota, unos historiadores dicen que se tiró a un pozo artesiano de agua dado de baja y otros se ahorcó de un árbol lleno de remordimientos.

SEIS. Jardín a regarse todos los días

El viejo del barrio está convencido de una verdad universal: “Los amigos son el único patrimonio de los hombres y mujeres”.
Los amigos, claro, “de los buenos”.
Aquellos para quienes la amistad es una autopista de ida y vuelta. Una relación de “te doy y me das”. Llena de tolerancia, cordura, prudencia y paciencia.
Una amistad que en ningún momento sea “la de un incondicional que hace suyas de manera automática todas las posiciones adoptadas en todos los asuntos” (Mario Vargas Llosa, “Las cartas del Boom”).