Tragadero de personas
**Literatura y política
**Muchos los llamados...
UNO. Tragadero de personas
La literatura como la política y la vida son un tragadero de mujeres y hombres.
Muchos, miles y miles, sueñan con escalar en la literatura y la política los peldaños más altos, incluso, izando su bandera en la cima, y apenas, apenitas, llegan unos cuantos.
Luis Velázquez
Lo dice el relato bíblico: “Muchos son los llamados y pocos los elegidos”.
En el siglo XVIII, por ejemplo, tan solo en México existieron veinte mil escritores abriéndose paso en la novela, el cuento y la poesía.
Y unos cuantos fueron los reconocidos. Y de esos pocos, un porcentaje mínimo ha trascendido a los siglos posteriores.
DOS. Tragedia fatídica
En la política, miles de ciudadanos abrazan la causa partidista y la administración pública soñando, digamos, por la presidencia municipal, la gubernatura, una secretaría de Estado.
Y cada cuatro años, por ejemplo, únicamente uno solo es alcalde. Y cada seis años, uno solo gobernador.
Vaya, hasta en la vida cotidiana suele reproducirse la tragedia fatídica “al pie de la letra”.
Muchos sueñan con la gerencia general en una empresa, una fábrica, una industria. Mínimo, una jefatura.
“Y por angas o manchas”, nunca llegan. Y con frecuencia, caray, suelen ascender quienes menos esperan.
TRES. Cuarenta mil poetisas…
En el año 1969, el Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa aceptó un semestre como académico en universidad de Puerto Rico.
Entonces, escribió una carta a su amigo Carlos Fuentes Macías y le informaba que en Puerto Rico había “cuarenta mil poetisas”.
Digamos, varias poetisas por cada entidad federativa y cada municipio y hasta por cada ranchería.
La realidad es así: en cada comunidad suelen existir montón de poetas, novelistas y cuentistas.
Y son vistos y considerados unos genios.
Pero “del corredor no pasan”. Allí florecen y de pronto, se evaporan y diluyen.
Jamás se esmeran por crecer más y más en cada nuevo amanecer.
“Salma Hayek es una artista que siempre mira lejos” solía exclamar Emilio Azcárraga Jean, el heredero del consorcio Televisa.
CUATRO. Volar lejos…
La maestra y periodista Gemma Odila Garzón, editora de la columna de sociales “Joyitas”, publicada muchos años en el periódico El Dictamen, rectora de la Universidad Femenina, fundada por ella, solía aconsejar a las estudiantes que siempre, siempre, siempre, “volaran lejos”.
Más, cuando descubría inteligencia incandescente, talento, imaginación y formación cultural.
“Vete de aquí, de la provincia. Mira hacia la ciudad de México y/o otras ciudades más prósperas. Incluso, al extranjero”.
Toda la vida las animaba. Es más, hasta se ponía de ejemplo. “Yo aquí me quedé”.
CINCO. Desperdiciar el talento…
En un filme cinematográfico, Robert De Niro, interpreta al chofer de un autobús urbano de pasajeros.
Y a su hijo le dice la siguiente frase memorable y citable:
“Lo peor de la vida es desperdiciar el talento. Y no dejes que te pase. Aquí estoy y estaré siempre para ti”.
SEIS. Llenar el garrito
Es el caso de los escritores. Los cuatro literatos del “Boom” latinoamericano (Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa) salieron de sus pueblos (Argentina, la ciudad de México, Colombia y Perú) camino a Europa.
Los cuatro vivieron en París, por ejemplo. Y de ahí se movieron por el continente europeo.
Siempre, ampliando el horizonte. Agigantando el porvenir. Barbechando el surco. Empujando la carreta. Caminando, incluso, sobre el lodazal. Poco a poco llenando el jarrito.
Más cuando al talento suele concitarse la disciplina. La disciplina, escribió Alfonso Reyes, es el nombre de la creación literaria.