De ñapa, había escrito muchísimo periodismo, luego, por fortuna, recopilados en cuatro tomos… Y todavía el tiempo le alcanzó hasta para escribir guiones cinematográficos…

ROMPEOLAS: Uno de ellos, “El gallo de oro” al alimón con Carlos Fuentes… Y el otro, Patsy, mi amor, llevado al cine con Ofelia Medina y Julio Alemán… García Márquez llegó a la ciudad de México a mediados del año 1961, un día antes de que en Estados Unidos, el escritor, otro Nobel de Literatura, Ernest Hemingway, se pegara un tiro en su casa con una escopeta en el sótano, entre las utilizadas para cazar tigres y leones en África…

ARRECIFES: También dirigió la revista Sucesos de Gabriel Alatriste, esposo que fue de la actriz Silvia Pinal… Entonces, andaba muy desolado porque en Colombia le habían rechazado la publicación de su primer libro… Un fin de semana, su paisano, el escritor Álvaro Mutis, lo invitó al puerto de Veracruz, primero, para conocerlo, y segundo, para tomar un cafecito en el café de La Parroquia, y tercero, para entrevista con el escritor Sergio Galindo, a cargo, entonces, de la editorial de la Universidad Veracruzana…

ESCOLLERAS: De entrada, Sergio Galindo le ofreció, y a nombre de la UV, publicar su novela Los funerales de la Mamá Grande… Después se fueron a caminar en el Zócalo y Malecón… Y a conocer y platicar con algunos jarochos… Fue cuando el Gabo anunció a su amigo Álvaro Mutis su decisión de quedarse a vivir en la Ciudad de México porque Veracruz tenía mucho, demasiado, excesivo parecido a Colombia… Veracruz, pues, significó la magia y el encanto humano para vivir en el país… Otro fin de semana iba con su esposa e hijos manejando su automóvil a Acapulco, y en el camino, de pronto, como una revelación, encontró la frase para iniciar Cien años de soledad…

PLAZOLETA: Y metió reversa en el primer retorno… Y se encerró en su casa a escribir todos los días durante año y medio desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde… Y puso en venta su automóvil para tener fondos y escribir sin urgencias ni premuras económicas… Pero aun cuando calculaba escribirla en un semestre se llevó muchos más… Y su esposa empezó a pedir fiada la despensa básica en el mercado y la deuda prolongándose al por mayor… Por fortuna, Cien años de soledad fue un éxito mundial y el Gabo, como decía su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, “se volvió rico y pagaba las cuentas de todos los amigos” en las borracheras y comilitonas…

PALMERAS: Por eso, digamos, la gratitud del Gabo a Veracruz y la capital de la república… Entre otras cositas y hechos, en Tlacotalpan filmó uno de sus cuentos, La viuda de Montiel, con Geraldine Chaplin, la hija de Charles Chaplin… Y en Chacaltianguis, El coronel no tiene quien le escriba, con Salma Hayek y Fernando Luján… La magia del colombiano universal…