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Lunes 23 octubre, 2023

Bamba Política

I (“Soy más veracruzana que La bamba”)

La canción de “La Bamba” (ya se sabe) es el himno nacional de Veracruz. Incluso, luego del himno nacional patrio está “La Bamba”, aun cuando los expertos alardean de “La marcha de Zacatecas” (Genaro Godina, 1852-1901, “a lidiar marchemos/ que es hora de combatir”) en segundo lugar.

Luis Velázquez

Pero ni hablar, bastaría referir lo siguiente: “La bamba” (Para bailarla “se necesita un poquito de gracia y otras cositas”) ha tenido tanto éxito en el mundo (con las más de doscientas naciones) pues un montón de intérpretes, y famosos todos, la han cantado y siguen cantando.
Entre otros, Ray Conniff, Raphael, la banda “El recodo”, Los Lobos, Julio Iglesias, Los Beatles con Paul McCartney a la cabeza, Bob Dylan y los Rolling Stones.
El actor norteamericano Ritchie Valens la adoptó como su emblema artístico y además de filmar una película exitosa en el planeta, y con el mismo título, tuvo cuarenta millones de reproducciones en You Tube.
La cantante Lila Downs hizo un arreglo de “La bamba” con música pop y electrónica y ritmos afros.
En el cine de oro del siglo pasado, hacia 1944, el actor Andrés Huesca partió a Los Angeles, California, y popularizó “La bamba”.
De autor desconocido hacia finales del siglo XVII, en España también existe un baile girando alrededor de “La bamba”.
Alvarado fue el epicentro. Allí empezó a cantarse. Luego, caminó al puerto de Veracruz.
Y escaló en el Estado jarocho, fundado por indígenas huastecos, totonacas y olmecas.
Himno nacional “La bamba”, nunca, por ejemplo, con las ochocientas canciones compuestas el músico-poeta, Agustín Lara, “le pisó los talones” con alguna canción más pegajosa.
Ni siquiera, vaya, con “María bonita” ni menos con “Farolito” y/o “Noche tibia y callada de Veracruz”.
Tampoco la intérprete Natalia Lafourcade ha estado a su nivel.
“Más veracruzanos que ‘La bamba’”, por ejemplo, se sintieron en momentos estelares Agustín Lara (nacido en la ciudad de México), Pepe Guízar, Chavela Vargas, Guadalupe Victoria (el primer gobernador de Veracruz nacido en Tamazula, Durango), y hasta los escritores Carlos Fuentes Macías y José Emilio Pacheco.
Bastaría recordar que ni siquiera “Los Volantes de Papantla” han podido ser más famosos con todo y alardear sentirse más “veracruzanos que “La bamba”.
Yuri, Yuridia Valenzuela, con sus casi cincuenta años de carrera artística y su “Maldita Primavera”, se ha creído “más veracruzana que La bamba”.
Nunca desearon creerse ni sentirse más jarochos Jack Kennedy y su esposa Jackie ni tampoco Elizabeth Taylor y Richard Burton, pues ellos siempre prefirieron las playas de Acapulco.
Por fortuna, en la historia de los 79 (setenta y nueve) gobernadores del Estado jarocho, ninguno ha alcanzado la sublimidad esotérica, casi casi al rango de los ovnis y los seres extraterrestres, de ufanarse de ser más, mucho más jarochos que “La bamba”.
Vaya, muy mesurado fue, con todo, Antonio López de Santa Anna, tres veces jefe del Poder Ejecutivo estatal, cuando aburrido de ejercer el poder nombraba un interino y agarraba camino de pueblo en pueblo en la tierra jarocha, acompañado siempre de una sabrosa mulata de veinte años con caderas insolentes para apostar a los gallos, emborracharse, bailar y hacer el amor desaforado en la madrugada.
Quizá Fernando Gutiérrez Barrios también necesitaba sentirse “más veracruzano que “La bamba”, pues en su campaña electoral siempre utilizaba un paliacate al cuello, impecablemente vestido con guayabera de manga larga y quizá botines.
Nunca en su campaña electoral para gobernador (AMLO, el presidente, coordinador), el ingeniero Heberto Castillo Martínez soñó con tumbar a “La bamba” de su pedestal histórico y consanguíneo.
Y a lo más lejos donde llegara, Fernando López Arias acuñó como frase bíblica “Contra Veracruz nunca tendremos razón” en la campaña de candidato priista a gobernador.
Pero ni hablar, en la vida suele tenerse piel frágil y cuando se recuerda el nacimiento en el resto del país suele pegar duro y rudo.
Más cuando se busca la candidatura partidista a gobernar.
Otra cosita, mil, dos mil, tres años luz de distancia son “la convicción, el arraigo y el amor a Veracruz”.

II (Cada uno ama como puede...)
“El amor a Veracruz”, caray, cuántos pecados mortales y veniales se han cometido con el dichito.
Casi casi como la otra frasecita bíblica de “el pueblo me pide que sea gobernador”.
¿El pueblo?
Es decir, el millón de indígenas, los dos millones de campesinos, los dos millones y medios de obreros, la clase media media y alta y la clase alta.
“Ta’gueno”.
Por “amor a Veracruz”, el góber Teodoro A. Dehesa permitió el asesinato de trescientos obreros textiles de Río Blanco el 7 de enero de 1907.
Y por “amor a Veracruz”, el góber Luis Mier y Terán ordenó asesinar por la espalda y con tiro de gracia a los jarochos sublevados a una reelección más de Porfirio Díaz Mori.
Y por “amor a Veracruz” mil veces preferible bailar salsa, huapango y danzón y cocinar camarones enchipotlados y trepar a las redes sociales el video.
Y por “amor a Veracruz” permitir la cara de un político inmortalizada en un mural en Misantla y en otro mural en el Conalep de Córdoba.
Juan Gabriel también “amo a Veracruz” y compuso una cancioncita a un querer.
Y por “amor a Veracruz, Javier Duarte acuñó frasecita bíblica de que “Aquí no pasa nada”.
En todo caso, cada ser humano ama como puede y le alcanzan las neuronas, el corazón, el hígado y el sexo.

III (La identidad jarocha, a debate)
El concepto de la identidad veracruzana o jarocho (como llaman a Veracruz en la ciudad de México, el Estado jarocho) estaría en revisión política.
Claro, sicológica.
Emocional.
Espiritual.
Por ejemplo: ¿Quiénes aman más a Veracruz, aquellos que nacieron en el territorio estatal y/o quienes tuvieron una revelación metafísica y terminaron aquí asentados de norte a sur y de este a oeste?
¿Aquellos desempeñando un cargo público, pero, y por ejemplo, sin trascender en el alma colectiva o quienes todos los días viven con sencillez y modestia empujando la carreta laboral en donde ganan dinerito para llevar el itacate, la torta y el volován a casa?
¿Quiénes gritonean más su amor a Veracruz y quienes guardan silencio y caminan y trotan en la vida con bajo perfil remando siempre la canoa para un destino familiar mejor?
El amor es subjetivo aclararía Sigmund Freud pues cada uno habla “como le fue en la feria”.
Pero, bueno, cuando del mismo palenque político y social hay picotazos y machetazos significa, como se intitula filme cinematográfico de Martha Higareda, que “amar duele”.
Mucho amor tenía José Vasconcelos Calderón por México. Y cuando fue derrotado en las urnas (con todo y fraude electoral) se exilió en Estados Unidos y América Latina. Entonces, en su periplo anduvo diciendo a los mexicanos que ni modo, se lo perdieron por su cobardía civil para defender el voto.

IV (La mujer creída de ser más mexicana que la bandera nacional)
En la ciudad jarocha existieron personajes icónicos y simbólicos encarnando la nacionalidad jarocha a tono con la intensidad volcánica de “La Bamba”.
Por ejemplo: La Chispita, Nórico, Amadito y el Pingüino, Herón Proal, el sastre de La Huaca lanzando el movimiento inquilinario desde Veracruz, y El Negro Peregrino y su hermana, Toña la negra, la gran intérprete de Agustín Lara.
Pero, bueno, en la historia nacional hubo mujer política convencida de ser más mexicana que la bandera nacional.
Una noche de fiesta septembrina en Palacio se presentó vestida de bandera nacional con los tres colores únicamente porque era la amante del presidente de la república.
Y el gabinete legal y ampliado y hasta las esposas festinaron su armonía visual y corporal.


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