Más de siete mil cuatrocientos que antes había documentado la misma ONU a través del Alto Comisionado en México.
Tiempo cuando la única respuesta del gobierno del Estado fue decir que la ONU se entromete en asuntos internos de la república “amorosa y humanística”.
Pero, claro, sin contestar ni precisar los agravios, digamos.
El único legado por ahora de la 4T en Veracruz es el siguiente:
Primer lugar nacional en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Y fosas clandestinas.
Ahora, caray, repuntando más, mucho más, con personas secuestradas y desaparecidas.
Quizá asesinadas.
Acaso sepultadas en fosas clandestinas.
Sin contar, claro, los dieciocho cadáveres por ahora identificados en el Forense de Nogales luego de la matanza en Poza Rica con cadáveres hechos cachitos y depositados en hieleras y refrigerados.
Y de paso, los 350 (trescientos cincuenta) migrantes de América Central descubiertos hacinados y deshidratados en un tráiler abandonado en la caseta de Cosamaloapan.
Es el Veracruz de los derechos humanos.
El estilo personal de ejercer el poder y gobernar de MORENA.
Hay quienes, claro, sienten, perciben, huelen, olfatean que las tribus guinda y marrón en el poder sexenal en Veracruz se toparon con el Principio de Peter.
No pueden y no han podido con el paquete.
Veracruz, por ejemplo, con tantas preseas vergonzosas y vergonzantes muestra y demuestra y exhibe con puntualidad la capacidad política, social, económica, educativa, de salud, de seguridad y procuración de justicia y desarrollo humano de la generación en el mando supremo.
Los pendientes sociales son y han sido más grandes que la inteligencia y el talento y la experiencia y la formación profesional de la elite gobernante.
Inverosímil, insólito, por ejemplo, tantos feminicidios.
Y tiradero de cadáveres.
Y cadáveres flotando en los ríos y lagunas.
Y colgados de árboles y puentes.
Un Veracruz ensangrentado.
Igual, igualito, que con los priistas Javier Duarte y Agustín Silvestre Acosta Lagunes.
Y Luis Mier y Terán y Teodoro A. Dehesa.
Y Jorge Cerdán y gobernadores anexos y conexos.
Los capítulos sociales más negros, oscuros, torrenciales, huracanados en la historia de Veracruz.
Caray, nunca, en otros tiempos sexenales, Veracruz exhibido en el foro internacional de la ONU.
A lo más que antes se llegó fue con Javier Duarte cuando las ONG de periodistas del planeta declararon a Veracruz “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Entonces, fueron diecinueve reporteros y fotógrafos y editores secuestrados, desaparecidos y asesinados.
Ahora, más de siete mil cuatrocientos desaparecidos.
Y el número incalculable de feminicidios, con “los daños colaterales” de niños huérfanos y parejas viudas y padres ancianos a la deriva económica y social y quienes habrían dependido de sus hijas ejecutadas.
El gobierno de Veracruz en el descrédito, primero, estatal.
Luego, nacional.
Ahora, internacional.
Sabrá el chamán, la astróloga, el profeta el número de feminicidios que de aquí al mes de noviembre del año 2024 habrán de consumarse.
Y el número de fosas clandestinas que seguirán descubiertas por los Colectivos, integrados con padres con hijos (y parientes) plagiados y desaparecidos.
El dolor y el sufrimiento y las lágrimas como plegarias nunca, jamás, escuchadas en el palacio de gobierno de Xalapa.
A todos ellos les valen los derechos humanos.
Y les vale el destino familiar en medio de la incertidumbre y la zozobra.
Y les vale la calidad de vida del grueso de la población, sobre todo aquella en la miseria, la pobreza y la jodidez, en total seis millones de los ocho millones y cacho de habitantes.
Oídos sordos.
Caras duras.
Indiferencia y desdén.
Menosprecio y desprecio.
Lo único importante es congraciarse con AMLO, el presidente, y con Claudia Sheinbaum Pardo.
Y, claro, con la zacatecana Rocío Norma Nahle García, a tal grado que hasta la Constitución Política de Veracruz fue cambiada.
Por cierto, la misma actitud cuando el priista Luis Echeverría Álvarez era presidente de la república y ordenó modificar la Constitución de Sonora para imponer a su delfín Carlos Armando Biebrich como gobernador.