¡Ay, la poli de Otatitlán!
I (Mataron a un chico)
Ni modo, fue en Otatitlán. Con todo y el Cristo Negro. Con todo y la bendición superior del hijo pródigo.
Una patrulla con polis trepados persiguió a un chico por calles.
Y cuando lo alcanzaron lo acribillaron.
Que eran policías estatales asignados a la demarcación.
Luis Velázquez
Que, caray, igual, igualito que siempre, lo confundieron.
Y lo confundieron cuando ya estaba muerto.
Y a tres cuadras del palacio municipal.
Se llamaba Irvin Alonso.
Y tenía 21 (veintiún) años.
Y era ingeniero recién egresado.
El domingo diez de septiembre, mes patrio, un día después de...plantón de los familiares, amigos, compañeros, vecinos, frente al palacio municipal.
Una sola voz sonando y resonando de cara al río Papaloapan: “Justicia, gobernador, justicia”.
Y de seguro pronto, quizá antes de que el gallito bíblico cante tres veces y hable Yanga, el Yanga del siglo XXI, desde el palacio de Xalapa una voz se escuchará:
“Ya tenemos pistas. Ya tenemos pistas. Ya tenemos pistas”.
Una prima de Irvin Alonso, Cintia, dijo: “A mi primo lo mataron los policías de Otatitlán”.
Igual que en los sexenios de Agustín Silvestre Acosta Lagunes y Javier Duarte, todos los días uno o más muertos.
El Veracruz ensangrentado de entonces y de hoy.
Unas veces, que “ajustes de cuentas” dice Mr. García.
Otras los carteles y cartelitos haciendo de las suyas.
Y otras, caray, los policías.
Y los polis estatales.
Los polis que con los Agentes de Tránsito y los burócratas significan el primer contacto de la autoridad con los gobernados.
¡Ay, Dios mío, que los polis confundieron a Irvin Alonso, digamos, con un malandro al que buscaban!
¡Vaya justificación y “golpe de pecho” tan antiguo, bíblico, milenario y epopéyico!
Y, claro, demagógicos.
Pitorreándose quizá con el estribillo universal.
II (Mr. García, ¡pare esta masacre!)
Mr. García:
En nombre de la 4T...
En nombre de AMLO, el presidente...
En nombre del llamado Estado de Derecho, aquel que garantiza la seguridad en la vida...
En nombre de usted mismo...
En nombre de su sexenio...
Antes, mucho antes de irse (si se va) con Claudia...
¡Pare esta masacre!
¡Tenga piedad y misericordia de tantos niños huérfanos y parejas viudas y padres con los hijos secuestrados, desaparecidos y asesinados!
¡Sea usted digno ante usted mismo!
¡Y déjese de chorizos y patrañas!
¡Ya nadie cree en sus cuentos de hadas de que “hay avances” sobre la investigación de tal crimen!
Y que ya identificaron a los homicidas.
Y que pronto caerán.
Y que se hará justicia.
Y que nunca se tolerará la impunidad.
Hay una población electoral indignada...
Encabritada...
Molesta...
Irritada... con su estilo personal de ejercer el poder y gobernar.
Y si su gabinete legal y ampliado le tira incienso...
Y halaga y alaba...
Y festina su buena química, digamos, con Claudia...
Más, mucho más importante es el sentir, el pensar y el reaccionar de los ciudadanos de a pie.
En la mayoría de los hogares y familias de Veracruz tienen un altar con un familiar plagiado, desaparecido y asesinado.
Y en el tiempo de la 4T.