Entonces, la duda. Unos aseguran que Allende se pegó un tiro con una escopeta regalada por el comandante Fidel Castro Ruz.
Otros dicen que murió peleando contra los militares traidores al servicio de Pinochet.
Tres años duró en el poder presidencial. Del 4 de septiembre de 1970 cuando tomara posesión al golpe de Estado del once de septiembre de 1973.
Con todo, nadie le quita su fama universal de que era un gran faldero.

PASAMANOS: Por ejemplo: de lunes a viernes solía dormir en la residencia de Tomás Moro con su esposa, Hortensia Bussi.
Y de viernes en la tarde al domingo la pasaba en el poblado de Cañaverales, donde tenía el segundo frente con la amante en turno.
Y, claro, siempre con su escolta militar, pues solía tener dos casas.

CORREDORES: En la gira presidencial y en las giras como presidente solía “conquistar a mujeres bellas e inteligentes” para hacer vivible la vida.
Pero de igual modo, también se llevaba a la amante en turno.
Era “un galán conocedor de la sicología femenina. Nunca les perdía el contacto. Las llamaba por teléfono, les enviaba flores por sus cumpleaños y, cuando fue presidente, a aquellas que lo necesitaban las nombró en un buen puesto” (Letras Libres, Arturo Fontaine, septiembre 2023).
En la capital chilena, Allende solía tener un departamento en la planta baja de un edificio “para sus citas de amor”.
Incluso, con una dama prohibida celebró el triunfo como futuro presidente.

BALCONES: Doña Hortensia Bussi siempre fue estoica “con las infidelidades de Allende”.
Nunca un reproche. Jamás un pleito ranchero. Y si se dio, nunca trascendió.
En Cuba, por ejemplo, Allende conoció a Gloria Gaitán, hija de Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo liberal colombiano asesinado en 1948, cuando el joven Fidel Castro Ruz andaba por ahí en gira continental y cuando Gabriel García Márquez iniciaba como reportero.
Allende invitó a Gloria Gaitán a trabajar en la Oficina de Planificación de su gobierno y se volvieron amantes.
Incluso, a la hora del golpe militar, Gloria Gaitán esperaba un hijo de Allende. Pero “lo perdió en un aborto espontáneo”.

PASILLOS: Igual, igualito que con Ernest Hemingway y su familia, el suicidio era una tendencia genética con Salvador Allende y su familia.
Una de sus hermanas, Laura, se suicidó en la Habana cuando había sido ungida diputada.
Y su hija Beatriz también se quitó la vida en Cuba.
Quizá, entonces, bien pudo Allende pegarse un tiro antes de volverse prisionero de Pinochet.

VENTANAS: Las mujeres, sin embargo, “fueron pasiones sucesivas al calor de sus campañas” políticas.
Casi casi como Fidel Castro Ruz cuando en Cuba tenía mil quinientas solicitudes de reporteros, la mayoría mujeres, y a quienes elegía de acuerdo con su físico deseando una aventura amorosa.
Casi casi como el dictador de la República Dominicana, Rafael Leónides Trujillo, quien coleccionaba mujeres y en una libretita escolar anotaba los nombres de todas ellas, mil, aseguraba, que pasaron por su tálamo.
Casi casi Pancho Villa, casado y por la iglesia con veintinueve mujeres, además de las pasiones ocasionales.
Calígula sostuvo relaciones sexuales con sus tres hermanas esperando le dieran un hijo sucesor en el trono.