Comprar conciencias.
Comprar lealtades.
Por ejemplo, los principales programas sociales lo dejan claro y nítido:
Pensión para adultos mayores.
Programa de becas.
Sembrando Vida.
La escuela es nuestra.
Pensión para personas con discapacidad.
Jóvenes construyendo el futuro.
Fertilizantes para los campesinos y productores.
Producción para el Bienestar.
Precios de Garantía.
Adquisición de leche nacional y abasto rural.
Programa de vivienda social.
Programa de mejoramiento urbano.
Becas para el cuidado infantil.
Y universidades para el bienestar.
Es AMLO.
Es el histórico dirigente de indígenas y campesinos en marchas de Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México, en contra de PEMEX.
Es el presidente belicoso obsesionado con ganar la elección presidencial para su favorita.
Y ganar las nueve gubernaturas.
Y las quinientas diputaciones federales.
Y las ciento veintiocho senadurías.
Más el montón de cargos públicos locales.
El viejo, bíblico, memorable y citable PRI.
Priista que fue AMLO y presidente del CDE del PRI en Tabasco con el góber precioso y culto, Enrique González Pedrero.
Simple y llanamente, Elección de Estado.
Y, claro, con la operación política de sus veintitrés gobernadores.
Todos, en el examen político estelar de sus vidas con AMLO.
Si AMLO significó factor decisivo para ganar en las urnas, los 23 gobernadores obligados, obligadísimos a devolver el favor empujando la carreta con el presupuesto por Claudia.
Hay, claro, proyectos de infraestructura.
Pero “la plenitud del pinche poder” (¡Oh, Fidel Herrera Beltrán!) con los programas sociales para avasallar en las urnas.
¡Ay, el Frente Opositor, en la prueba estelar de su vida!

II (Una revolución sin tiros, ajá)
“El socialismo con rostro humano” de AMLO (Alejandro Dubeck, Ernesto el Che Guevara, Fidel Castro Ruz, Lázaro Cárdenas del Río y José Mujica) apenas, apenitas alcanzó para los programas sociales.
Y para “La mañanera” como búnker de batalla.
Y para pitorrearse de los enemigos, adversarios y conservadores.
Y para el “Amaos los unos a los otros”.
Y “para los abracitos y besitos” para aquellos porque “también son seres humanos”.
Incluso, y como dicen los chiles de Salvador Allende en el siglo XXI, para hacer en “la república amorosa y humanística, una revolución sin tiros ni balazos ni muertos.
Ta’gueno.
Pero ha bastado la sucesión presidencial, la decisión política y social más elevada de un sexenio, para descarrilar todo “socialismo con rostro humano”.
Y a partir del Supremo Dedazo.
Y de jugar con “Las Corcholatas”.
“Una revolución sin un tiro ni un vidrio roto” (Letras Libres, septiembre 2023).
¡Hosanna, hosanna!
Y arriba, arribita, en lo más alto, los programas sociales y que en lenguaje social concreto y específico significa un regalito bimensual para comprar conciencias y lealtades.
Los adversarios dirán... para corromper a los ciudadanos en la miseria, la pobreza y la jodidez.
La gran rapiña de las bequitas bimensuales de cinco mil pesos, aprox.