Diez mil niñas embarazadas
**Y analfabetas
**Y todas, indígenas
ESCALERAS: La denuncia social es oficial. Dura y ruda. Es del Instituto Veracruzano de Educación para Adultos. El IVEA.
Primer hecho: en las comunidades del Pico de Orizaba hay unas diez mil niñas analfabetas y que no saben leer ni escribir.
Segundo hecho: las diez mil niñas entre diez y doce años de edad, embarazadas.
Luis Velázquez
Un terrible y desolador panorama indígena. Los pobres entre los pobres. Los más jodidos del estado jarocho.
PASAMANOS: Caray: niñas de entre diez a 12 años de edad.
Analfabetas y embarazadas. Los estragos de la más espantosa desigualdad económica, social, educativa, sicológica, quizá de salud, y de desarrollo humano.
Niñas. Simplemente, niñas. En un siglo cuando la mitad de la república y la otra mitad se engolosina hablando de los derechos humanos y de la liberación femenina y de la dignidad femenina.
Y cuando la mitad de las mujeres políticas y la otra mitad, más ONG anexas y conexas, hablan de “la cuota de género”.
La lucha, pues, por el poder político.
¡Ay, las mujeres empoderadas!
“Ta’gueno”.
CORREDORES: El dato, se insiste, es del IVEA. Una dependencia de la secretaría de Educación de Veracruz.
Ahora únicamente falta que las tribus políticas de la 4T se vayan contra el IVEA por exhibir el fracaso social y de paso hasta aseguren que hay un complot político en contra del góber obradorista para derrocarlo.
Igual de peor como dice el titular del IVEA es que no hay presupuesto suficiente para enseñar a leer y escribir y hacer cuentas a los analfabetos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz, quinientos cincuenta mil en dato oficial.
Y en el caos, a las diez mil niñas embarazadas de las comunidades alrededor del Pico de Orizaba.
BALCONES: Cierto, un pendiente social, económico y educativo antiguo, viejo, histórico.
Pero, bueno, los gobernadores anteriores ya fueron juzgados (y hasta condenados) por la historia. Y por los ciudadanos de a pie. Incluso, por los indígenas.
Hoy, hoy, hoy, vamos en el quinto año del obradorismo y la exhibida del IVEA es devastadora.
Más si agregamos a los dos millones 600 (seiscientas) mil personas con una escuela primaria, secundaria y el bachillerato incompleto.
Más, el otro dato estremecedor: de cada cien niños egresados de escuelas primarias solo diez llegan a la universidad y uno solo se titula, si bien le va.
PASILLOS: Un millón de indígenas viven en las regiones étnicas de Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica y Soteapan y los Valles de Santa Marta y Uxpanapa.
Y si en las comunidades aledañas al Pico de Orizaba hay diez mil niñas analfabetas y embarazadas, caray, habría de preguntarse el número de niñas analfabetas y embarazadas en las ocho regiones indígenas de Veracruz.
VENTANAS: El último gobernador con vocación social por los indígenas fue don Rafael Hernández Ochoa.
Claro, ningún jefe del Poder Ejecutivo estatal estuvo a la altura del Obispo Rafael Guízar Valencia.
Ni siquiera, vaya, sus homólogos Hipólito Reyes Larios y Sergio Obeso Rivera.
Pero, bueno, vestirse de huipil y hasta con trenzas (¡ay Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez!) suele tener efectos políticos mágicos.
En cuatro años y nueve meses, jamás, nunca, AMLO, el presidente, ha andado de gira en alguna zona indígena de Veracruz.
El desdén y menosprecio de su góber jarocho a los indígenas.
Y si los afrodescendientes están por ahí, digamos, en los titulares y portadas se debe a razones cien por ciento políticas.