Y si confesara al periodista José Natividad Rosales que “en mi vida las mujeres se cuentan por docenas”, entonces, significaría, “a ojo de buen cubero”, que ochocientas mujeres le inspiraron.
Y, claro, sus posibles parejas, amoríos, aventuras efímeras.
Desde luego ha de considerarse que a varias mujeres, entre ellas María Félix y Rosita, la trabajadora sexual del congal de “La bandida” en la ciudad de México, les compuso un montón de canciones.

DOS. “Dios me hizo pianista”

Se lo dijo a Natividad Rosales: “Dios me vio tan feo al nacer que me quiso ayudar haciéndome compositor y pianista”.
Muchas canciones, por ejemplo, las componía al vuelo. Las improvisaba. Y con memoria prodigiosa nunca olvidaba la letra.
Así fue dimensionada en una película con Elsa Cárdenas donde Andrés Soler “se la baja” y en una fiesta privada, donde la presenta, le compone aquella canción de “Te vendes/ quién pudiera comprarte”.

TRES. Músico a los 14 años

A los catorce años, “El flaco de oro” debutó en el congal de “La bandida” tocando el piano.
Los políticos eran clientes asiduos porque “La bandida” Graciela Olmos, tenía un ejército de cortesanas seleccionadas con lupa de tan bonitas y bellas.
“Rosita” era una de las más deseadas y codiciadas. Y Lara le compuso una canción.
Y esa canción se volvió la preferida de Lázaro Cárdenas del Río, quien solía llegar a aquel centro de convivencia y tertulia acompañando al jefe máximo, Plutarco Elías Calles.

CUATRO. Himnos a las mujeres

Por lo regular, el pianista y cancionero (mejor dicho, poeta) escribía canciones sobre las trabajadoras sexuales, las primeras que conociera en su vida cuando era un menor de edad.
Luego, claro, y como es lógico y normal, fue evolucionando hasta componer canciones, por ejemplo, a España y Granada, sin que nunca viajara a aquellos confines del mundo.
“María bonita” es un himno a la mujer y al amor y a la contemplación mística del deseo, de igual modo como “Farolito” es un poema tierno y dulzón y que, claro, expresa el talento, la inteligencia y la imaginación.

CINCO. Duelo vanidoso

La dicha inmensa de una mujer cuando un compositor como Agustín Lara le escribía una canción.
Por eso, entre otras cositas, el otro poeta churrigueresco que fuera Amado Nervo quien traía enloquecidas a las mujeres del continente americano, igual, igualito, digamos, que el nicaragüense Rubén Darío, quizá “el mano a mano” del par con Lara.
Claro, Lara los dejó atrás, primero, porque a sus canciones les ponía música. Segundo, porque las cantaba. Y tercero, porque coleccionó el mayor número de mujeres, más incluso que Jorge Negrete, el otro galán de María Félix.
La fama pública registra el duelo de vanidad y frivolidad entre María Félix y Agustín Lara, ambos, en la cúspide del éxito.

SEIS. Canciones prostibularias

En el siglo pasado, la iglesia católica y las señoras de la iglesia y las esposas de los políticos federales, jefes máximos, lanzaron una feroz campaña en contra de las canciones de Lara porque eran prostibularias y ofendían la dignidad femenina y llevaban al pecado mortal.
Pero de aquella cruzada cívica en su contra salió fortalecido.
Filmó veinticinco películas y sus restos están sepultados por orden presidencial en la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón de Dolores.