Se le llama de una forma concreta y específica. Extorsión.
La extorsión impuesta por los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros. Su denominador común es el cobro por el derecho de piso.
Veracruz, campeón nacional en feminicidios. Secuestros. Y fosas clandestinas. Pero también, liderato en extorsiones.

PASAMANOS: Por el denominado “derecho de piso”, algún cartel rafagueó una cantina en Poza Rica el fin de semana. Y ni modo, el dueño bajó el telón y anunció el cierre temporal.
Pero por extorsión, cientos, miles de profesores en las regiones indígenas y rurales se resisten a impartir clases.
Y ni modo, le entran o el profe Zenyazen los cesaría sin piedad ni misericordia.
Por extorsión, los transportistas de Veracruz han levantado la mano solicitando auxilio a la autoridad porque sus choferes en la carretera federal son asaltados y hasta asesinados.

CORREDORES: Por extorsión fueron asesinados tres hermanos, productores de queso, la semana anterior.
La extorsión impuesta a los dueños de cantinas, antros, bares y hasta casas de cita, con todo y que la clientela sexual ha disminuido como parte de los estragos económicos del COVID, la recesión y la inflación.
Extorsión de igual manera con los cientos, miles quizá, de migrantes procedentes de América Central (Honduras, Guatemala y Salvador) en su paso por Veracruz.
Los familiares de todos ellos pagan “el derecho de piso”, o de lo contrario, el migrante es hombre muerto.
En tanto, la mujer es cooptada y convertida en sujeto y objeto sexual en prostíbulos.

BALCONES: Es una industria jugosa. Funciona a partir del miedo, el terror, el pánico, el acoso y “el miedo al miedo”.
Y el instrumento de trabajo es la pistola, la Magnum, la R-15. Y hasta la máscara para multiplicar la angustia.
Y con frecuencia, la advertencia fatídica. “Pagas o violaremos a tu esposa, tu hija”, por ejemplo.
Más en un Veracruz con siete mil cuatrocientos desaparecidos y 647 (seiscientas cuarenta y siete) fosas clandestinas según el Alto Comisionado de la ONU, Organización de las Naciones Unidas, Alan García Campos, nunca desmentido por el góber obradorista de los féretros, ataúdes y sarcófagos.

PASILLOS: Número incalculable de comercios y negocios y hasta changarros han dejado de operar, incapaces de soportar la extorsión.
Más, y como dice un protagonista en el filme “La ley de Herodes”, de Luis Estrada, la tienda de abarrotes del pueblito indígena “no da para tanta extorsión”.
Los ciudadanos de a pie sueñan con hacer vivible la vida. Pero decía Albert Camus, “¡qué difícil es vivir!”.

VENTANAS: Los secuestros continúan en el Estado jarocho.
También los desaparecidos.
Los asesinados.
Los feminicidios.
Las fosas clandestinas.
Y la extorsión, como industria básica de las pandillas organizadas.
El llamado Estado de Derecho, que en teoría garantiza la seguridad en la vida y los bienes, una falacia, utopía, patraña.
Veracruz, el reino de la impunidad.
La autoridad está rebasada. No puede. El principio de Peter lo evidencia y nulifica.
Los malos mandan. Cogobiernan. Ejercen el poder. “La plenitud del pinche poder”.
Y ninguno es elegido en las urnas.