Si brinca para arriba, quizá todos treparían a su nuevo barco.
Si cae, ni modo, la mayor parte de las tribus políticas son sexenales.
Entre otros, Dorheny García Castellano y su hermana. Éric Patrocinio Cisneros Burgos. Zenyazen Escobar. Juan Javier Gómez Cazarín. Iván Luna. Esteban Ramírez Zepeta.
Quizá por ahí uno que otro reportero que le esté sirviendo con lealtad canina.

DOS. El arte de especular

Javier Duarte aseguraba que el deporte número uno en el Estado jarocho es la especulación.
Se especula con el cafecito lechero y una canillita en el café. En la tertulia amical. En el antro. Y hasta en el motel con la amada amante.
Entonces, especulando (otros dirán leyendo los escenarios y otros interpretando las rayas de la mano como gitanitas y otras consultando a la astróloga), si Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno en la Ciudad de México, es palomeada como candidata presidencial y gana en las urnas, Cuitláhuac y anexos y conexos están salvados.

TRES. De Alemán Valdés a Cuitláhuac

Igual, igualito, que el góber Miguel Alemán Valdés se la jugó con Manuel Ávila Camacho, el favorito presidencial de Lázaro Cárdenas del Río, y hasta coordinó su campaña electoral y mereció la secretaría de Gobernación, bien podría, quizá, quizá, quizá, repetirse la historia con Cuitláhuac.
Caray, Cuitláhuac, secretario de Gobernación. Casi casi, mejor dicho, Fernando Gutiérrez Barrios con Carlos Salinas.
Pero si los vientos fueran borrascosos, una secretaría de Estado, suficiente para repartir cargos entre los suyos.

CUATRO. El góber operando

Claro, el góber de la 4T, leal a AMLO pero también leal a los suyos, está operando por ellos para las candidaturas de MORENA al Congreso de la Unión.
Por ejemplo, Cisneros y Zenyazen para el Senado.
Gómez Cazarín y Ramírez Zepeta, para diputados federales.
Quizá también, digamos, Iván Luna, aun cuando esperando el desenlace presidencial de MORENA, Luna soñaría con la dirección de Comunicación de alguna secretaría de Estado al lado de Cuitláhuac.
Desde luego, uno que otro “hacen la tarea” como el caso de Cisneros Burgos cargando el féretro con el nombre de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, vuelto ya el cotorreo en el palenque público.

CINCO. Vivir el obradorismo

Las circunstancias políticas están dadas. Más, con la intensidad volcánica con que Cuitláhuac vive su obradorismo.
Por encima, incluso, del delegado federal, Manuel Huerta, quien alardea una relación amical y de confianza y lealtad con AMLO de más de treinta años.
Más, cuando Huerta, afirma su Cartel Mediático, está con Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, para la nominación presidencial.
Más, cuando Cuitláhuac, a tono con el sistema político, está ultra contra súper tirado al piso de AMLO, Sheinbaum y Nahle.

SEIS. Leales hasta morir…

Por eso, si el góber tiene lealtad a AMLO, su primero, segundo y tercer círculo del poder le ha tener total y absoluta confianza.
Y en el día con día y noche tras noche le ha de manifestar su integridad germinando las semillas sembradas en el surco durante los últimos cuatro años y medio.
Y, desde luego, en la relación amical entre ellos y que datará de más tiempo.
Nada de que asombrarse. En el sistema político así ha sido, es y será.