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Viernes 26 mayo, 2023

Un féretro para el ORFIS

I (Delia González, “curada de espanto”)

Por fortuna, la titular del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, ya perdió el miedo a los ataúdes políticos y paseados frente a su edificio.
Y frente a ella, claro.
Y también “está curada de espanto” con los cascanueces del diputado de Morena, Juan Javier Gómez Cazarín, y sus Siervos de la Nación, por si la amenazan de nuevo con derrocarla del cargo público nomás por ventilar trastupijes en la Cuenta Pública.

Luis Velázquez

Y para nada le arredra que Cuitláhuac G. envié a sus chairos mediáticos en contra por exhibir en el palenque público la purificación moral en Veracruz.
Ahora, y de nuevo, Delia González Cobos anuncia más denuncias penales en la Fiscalía General por daño patrimonial.
Tal cual, como lo dijera con la Cuenta Pública del año 2021: “El dinero público fue desviado”.
Así de sencillo.
Las cuarenta denuncias serán presentadas en paquete.
Otras, por la falsificación de documentos (¡ah, caray!) para justificar el manejo financiero.
“Cada semana las denuncias van aumentado porque seguimos en el trabajo” (Cinthya Trinidad).
En el tiempo de la Cartilla Moral, las cañerías repletas de heces financieras.
Igual, igualito, que en el tiempo inmaculado de “la dictadura perfecta” con casi setenta años de dominio priista, más los doce años del panismo en la presidencia de la república.
Entonces, el verbo más famoso del siglo pasado, “carrancear”.
Carrancear que significaba “ordeñar la vaca” y “meter la mano al cañón”.
En lista de espera del ORFIS definir si las cuarenta denuncias incluyen, y en qué proporción, a dependencias estatales y presidentes municipales.
Caray, y en contraparte, el ORFIS ha interpuesto ene número de denuncias penales en la Fiscalía por raterías, políticos corruptos (“¡corruptazos!” diría AMLO, el presidente), y ningún funcionario público sometido a proceso penal.
Con todo, la Contralora sigue pa’lante.
Cumpliendo con el deber.
Y, bueno, si le salió incómoda y se volvió indeseable para Cuitláhuac G. y anexos y conexos, Delia González se mueve por la virtud más alta en la administración pública como es la honestidad.
Y si alguien por ahí pide lealtad, lealtad canina, allá ellos “que en el pecado llevarán la penitencia”.
Las cuarenta denuncias giran alrededor de los años 2018 a 2021.
Es decir, tres años de Morena ocupando y usufructuando la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.

II (“La víbora está chillando”)

Vamos en el quinto año del sexenio obradorista en Veracruz y apenas, apenitas, por ahí, par de ex funcionarios privados de su libertad.
Uno, en casa, por enfermedad y achaques de la vejez.
El otro, en el penal de Pacho Viejo.
Pero si hacen cuentas rústicas significaría el uno por ciento de las denuncias penales del ORFIS por manosear el erario.
He ahí, pues, la purificación moral.
Y ni modo que la mayoría de funcionarios estatales y municipales sean ángeles de la pureza, querubines del paraíso celestial, honestos honestos honestos.
El dinero fácil siempre es una tentación. Primero.
Segundo, y cuando se despacha al frente de una dependencia y con recursos para gastar, la tentación empeora.
Y ni modo que por decreto todos sean honrados como dice aquel desde “La mañanera”.
Tercero, conscientes todos de que el poder público dura, si bien les va, seis años, máximo unos doce años, entonces, lo dice el lema obradorista, “si te cachan te echas la culpa y callas”.
Claro, en otras ocasiones, si se tiene la bendición superior se reproduce el caso de Ignacio Ovalle Fernández a quien “priistas corruptos”, dice AMLO, lo engañaron y estafaron, pobrecito.
Y si la titular del ORFIS se pone canija, “el que se lleva se aguanta” y por tanto, si insiste en el desvío de recursos públicos en Veracruz bien puede exponerse a que dada la política de los sarcófagos, féretros y ataúdes, le paseen uno con su nombre y su foto como el cadáver a velar.
Se ignora si para la Contralora valdrá la pena seguir remando la canoa en contra de Cuitláhuac G. y los suyos.
Y/o en todo, con todos los desaguisados estará “en paz con su conciencia” como si se tratara de la prioridad número uno en su vida pública.

III (Unos a otros se tapan)

Está probado y comprobado, nadie en la administración pública es o puede ser honesto por decreto.
Tampoco porque lo diga el presidente.
El gobernador.
El alcalde.
Pero de igual manera ha de recordarse que las tribus priistas perdieron gubernaturas y curules federales y la presidencia de la república (ya en tres ocasiones) debido a la corrupción.
Y aun cuando en su momento, y su equivalente a la Auditoría Superior de la Federación y los ORFIS locales, repiquetearon las campanas enunciando el pillaje, nadie hizo caso.
Es más, se taparon unos a otros.
La fama pública, por ejemplo, que, por arte mágico, la Comisión de Vigilancia del Congreso local, solía (¿suele todavía?) negociar las tropelías de sus tribus gobernantes entre los diputados locales miembros con la siguiente regla democrática:
El perdón para uno de los tuyos.
Y el perdón para uno de los míos.
Así, “hasta la ignominia”.
Insólito, inverosímil, indicativo y significativo, el ORFIS alista nueva denuncia penal por ilícitos en cuarenta dependencias y de cara al pasado, nada ha pasado.
Ni sucederá.
Pareciera, caray, el chorizo “más largo del mundo”.


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