“Veinte y las malas” que se volverá un adicto… Vaya, hasta en la Ciudad de México aparecen en el menú de algunos restaurantes… Y de cinco estrellas, caray… Pero nunca sabrán igual a las tuxpeñas…

CURVA PELIGROSA: En su novelística, Gabriel García Márquez habla de varias pestes… Por ejemplo, los pájaros muertos… Pero quizá la más indicativa es la peste del insomnio y del olvido… Y, bueno, se trata de un síndrome en el resto del mundo… En un filme, Robert Redford padece insomnio y en las madrugadas se las pasa bailando tap en su departamento… Y al ratito los vecinos están enfurecidos por tanto ruido que arma con el zapateado… Y la peste del olvido está relacionada sin rodeos ni ambages con el Alzheimer… Tiempo cuando a una persona se le desconectan las células del cerebro y su memoria mediata e inmediata queda en blanco… Y ni siquiera recuerda su nombre ni el nombre de los suyos… Claro, el insomnio se cura tomando una pastillita diaria antes de acostarse… Y con el Alzheimer, la ciencia médica sigue vendiendo esperanzas de que algún día, algún día, algún día, será curado…

AUTOPISTA DEL SUR: La tía G. nació discapacitada… Toda su vida, enferma de las piernas… Con la pobreza de los padres, nunca fue operada, en caso, claro, de que se pudiera para curar el mal… Llegó un instante cuando empezó a vivir encerrada en una habitación y acostada en una cama y con un montón de santos y estampitas de Virgencitas… Se volvió una mujer silenciosa… De hecho y derecho poco hablaba… Digamos, lo rudimentario… De tanto permanecer acostada el cuerpo se le fue llagando… Miraba con sus ojos de perrita abnegada y sufrida y el corpiño abierto trasluciendo sus senos tristes… Y era su único lenguaje… Se resignó al infortunio… Murió un sábado en la tarde cuando aquel día en la noche habría bailongo en el rancho… Pero “veinte y las malas” que como escribía el Conde Héctor Larios cuando fallecía una persona, la tía G. estará en el cielo cerca de Dios y en medio de los ángeles y querubines…

AUTOPISTA DEL NORTE: En todos los pueblos existen hechos mágicos… Basta y sobra con tomar una lupa y escarbar en la memoria de los abuelos… Y de los padres… Incluso, quizá platicar con el cronista local… Por ejemplo, en el pueblo, la señorita de sesenta años de edad que muriera y fue sepultada con un vestido de novia que le comprara la familia… Nico, el velador del palacio municipal, que cada mañana terminando el turno, llegaba a unas diez casas y tocaba y era recibido y pedía un cafecito negro y de olla… El tiempo aquel de cuando el río Jamapa era caudaloso, intenso y volcánico y ahora está convertido en un montón de charquitos… La putita del congal apodada “La Quinceañera” porque inició en la vida sexual a la mayor parte de chicos imberbes… El abuelito que tres veces a la semana salía de madrugada de la casa de su amante trepado en el caballo y cuando llovía se acomodaba en el cuerpo un impermeable negro y tapaba hasta la cabeza y parecía un jinete decapitado…

RECTA FINAL: El jardinero del barrio está triste… Sigue podando el parque de la esquina pero callado… Desde hace dos, tres años, un hijo desempleado agarró camino a Estados Unidos como migrante sin papeles y logró ingresar al país vecino y allá continúa, por fortuna, con chamba… Ahora, otro hijo de veinte años de edad acaba de partir como ilegal… En casa solo le queda una niña de diez años… Y ni hablar, aquí, en Veracruz, anduvieron tocando montón de puertas laborales y ninguna se abrió… Y cuando alguna por ahí ofreció la posibilidad, con salario pichurriento, de hambre, ofensivo a la dignidad humana… Mil pesos a la semana como pintor de brocha gorda… Le ofrecieron chamba como volovanero y a destajo… Caray, las ventas en un tiempo cuando la recesión y la inflación galopante causan los peores estragos en la economía… Bien escribió Albert Camus: “¡Qué difícil es vivir!”…

META: Una es la historia de cuando los hijos se van… Y otra, a veces más dura y ruda, de cuando los hijos regresan… Y regresan a vivir con los padres… En la mayor parte de los casos divorciados… Y con uno o dos hijos… Y con frecuencia, hasta subempleados o desempleados… Y ni modo, los padres apechugando… Peor, mucho peor, cuando los padres dieron carrera universitaria al hijo y hasta dinerito, digamos, como parte de la herencia, y lo despilfarraron por ahí… Y entonces, tan quitados de la pena vuelven a casa como única tabla de salvación… Y en este tipo de circunstancias, los padres están divididos… Unos, les dicen: “Tú eres harina de otro costal”… Otros, les abren la puerta y asilan… Cada padre con sus creencias y religión y forma de mirar y calibrar la vida dando el paso siguiente pues ni modo de dejarlos solos…