Luego de anunciar que en caso de ganar la jefatura del Poder Ejecutivo federal establecería “en la tierra el reino de la justicia y la fraternidad” y en lo que, está claro, ha fracasado.
También aseguró que haría lo imposible para “juzgar por corrupción al presidente Enrique Peña Nieto”.
Estamos en el cuarto año y medio del sexenio y Peña Nieto, intocable. Divorciado. Y rota la relación con su preciosa modelo. Viviendo en España.

PASAMANOS: Cierto, desde “La mañanera” una que otra ocasión ha apretado la soga, como el caso, entre otros, del ex director de Pemex.
Incluso, en aquel lunes 21 de noviembre planteó “una reforma constitucional para juzgar por corrupción al Jefe de Estado en funciones”.
En funciones, como el mismo AMLO.
Pero de los dichos a los hechos suele existir mil, dos mil, tres mil años de luz de distancia.

CORREDORES: Tampoco la república se ha convertido en “el reino de la justicia y la fraternidad”… como lo ofreciera.
La justicia que tanto claman de norte a sur y de este a oeste del país los Colectivos, integrados con padres con hijos (y parientes) desaparecidos.
La justicia para los pueblos indígenas. Los campesinos. Los obreros. La justicia para los niños con cáncer. La justicia para la comunidad sexual.

BALCONES: Y en el caso de “una sociedad fraterna”, un México fraterno, un país fraterno, “el chorizo más largo del mundo”.
Una sociedad fraterna era predicada por los emperadores romanos. También por Jesucristo. Buda. Mahoma. Lenin. Mao Tse Tung. Ho Chi Min. Ernesto el Che Guevara. Salvador Allende. Y hasta Evo Morales.
Pero en todos los tiempos ha dominado la frasecita bíblica de que “el hombre es el lobo del hombre”.
Vaya, hasta los hermanos peleando y matándose por la herencia. Los tíos y los primos.
Una sociedad fraterna, digamos, como Veracruz, campeón nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones.

PASILLOS: Desde “la noche de todos los tiempos”, AMLO, el presidente, sorrajando contra la (presunta) corrupción de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada y anexos y conexos.
Hacia la mitad del quinto año sexenal, ni Peña Nieto como tampoco Calderón ni Fox están presos. Tampoco sometidos a un proceso penal. Ni siquiera, vaya, como indiciados.
Dijo entonces: “La honestidad es nuestra tabla de salvación. Vamos a convertir esta virtud en forma de vida y de gobierno. Nuestra propuesta es acabar con la corrupción. No solo reducirla, sino erradicarla por completo”. (Jan Martínez Ahrens, El País)

VENTANAS: Por encima de los derechos humanos como bandera de la izquierda en el obradorismo, la purificación moral.
La purificación moral que también incluía “una manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la patria y la humanidad”.
Es decir, el santo laico predicando desde “La mañanera” uno que otro mandamiento de la ley de Dios para empalmar la religión y la política.
Pero de ahí a cumplir promesas de campaña de “juzgar por corrupción” a los antecesores, el puro cuento para estremecer a los ciudadanos de a pie y ganar en las urnas.
En la parte trasera de un autobús urbano de pasajeros está inscrito el siguiente dicho popular:
“De lengua me como un taco”.
El Eclesiastés sugiere “amarrarse la lengua”.