Y fue cuando, caray, al mismo tiempo, durante una videoconferencia médica.
Así, olvidó apagar la cámara mientras cumplía con sus obsesiones freudianas y sentirse, como el emperador Calígula, “un dios.

PASAMANOS: Desde luego es una práctica sexual antigua, vieja, milenaria y bíblica en los hombres (y mujeres) del poder y con poder.
Por ejemplo, los expresidentes de Estados Unidos, John F. Kennedy y Bill Clinton, haciendo el sexo rápido en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Incluso, Kennedy, atrás de la puerta de la Casa Blanca, como le gustaba.
En tanto Kennedy atendía los graves problemas mundiales, Marilyn Monroe lo esperaba desnuda en la alberca presidencial con par de botellas de Champagne enfriándose, mientas Jacqueline Kennedy andaba de compras en Europa.

CORREDORES: En Veracruz hubo gobernador que trepaba a la comitiva en el avión oficial, pero en la parte trasera de la nave tenía un apartado donde lo esperaba su barbie del momento.
Y en el viaje a la ciudad destino se encerraba con ella, en tanto la comitiva intercambiaba miradas y callaba, haciéndose tonta y guaje.
Otro góber precioso ordenó construir en el privado una oficinita forrada con caucho para que en el momento estelar de una encerrona en el palacio nadie escuchara los gritos desaforados del placer, como las gatitas, por ejemplo.

BALCONES: Por eso, y si hacemos caso a Sigmund Freud de que “el sexo mueve al mundo”, el subdirector del Hospital de Cardiología de seguro tenía bien controlada la presión arterial para evitar desaguisado en el momento estelar.
Y mientras los suyos seguían con la juntita el subdirector cumplía objetivo erótico.
De hecho y derecho, sentir el poder político en su más alto decibel.
Ni hablar, cumplió su fantasía erótica, pero como lo cacharon fue despedido.

PASILLOS: En el tiempo de la purificación moral y la honestidad valiente…
Y de la Cartilla Moral del escritor Alfonso Reyes…
Y de la 4T anunciando el nuevo hombre y la nueva mujer de la república amorosa y humanística…
Y de los Códigos de Ética…, ha queda confirmado que el deseo sexual y la pasión calenturienta están por encima, digamos, cumpliendo “al pie de la letra” el mandamiento de “Amaos los unos a los otros”.
Y, claro, ultrajando quizá el “No desearás a la mujer de tu prójimo” ni de tu próximo.
Pero ni modo, en dicho popular reza que “la cuerda siempre se rompe por lo más frágil”.
Y en el caso, el deseo. El deseo sexual. El deseo de una mujer.
Se ignora si con el subdirector del Hospital de Cardiología era una secretaria, una barbie, una modelo, una amante, una señora casada, divorciada, viuda, una señora de la sexta década.

VENTANAS: En materia sexual, las pasiones suelen descarrilar. Lo dice el viejito del pueblo:
“Mueven más, mucho más, unas bubis que una yunta de bueyes”.
La 4T y la purificación moral derrotadas en el palenque público por la calentura.
Todo, por el ansia irrefrenable de la urgencia erótica. Tan fácil que era esperar un ratito a que la junta terminara para irse a motel cercano.
Claro, la tensión cardiaca y la bilirrubina nunca serán igual que en la oficina…