El secuestro de una chica de 19 años (Ashley Arcos, 19 años) en Orizaba y el plagio y desaparición de un joven (Jafhet Porras, 21 años, en Ixtacozquitlán).
El rafagueo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Namiko Matzumoto) a la Fiscal General (Verónica Hernández) con la recomendación (archivada) alrededor del asesinato de un chico en Xalapa por elementos policiacos.
Y la denuncia, gran exhibida del gobierno de Veracruz, del Alto Comisionado de la ONU, Organización de las Naciones Unidas (Alan García Campos) de que en el Estado de Veracruz se vive y padece el infierno.
Por las siguientes razones concretas y específicas:
La primera.
7 mil 400 (cuatrocientos) desaparecidos.
Y la segunda:
Veracruz, con 647 (seiscientas cuarenta y siete) fosas clandestinas.
Lo dice la ONU.
Ahora, y entonces, que el gobierno de Veracruz (Cuitláhuac García) y la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscal General (Verónica Hernández) lo desmientan.
Y como han asegurado en el palenque público... que Cuitláhuac y su Fiscal dicen (como han expresado de los medios de información) que existe un complot internacional de la ONU para derrocar al gobernador obradorista del Estado jarocho.
Tercera:
Si con Javier Duarte se formaron los primeros Colectivos, integrados con padres con hijos (y parientes) desaparecidos, hacia el quinto año del sexenio de la 4T existen 25 (veinticinco) Colectivos.
Y aun cuando están fragmentados, escindidos, partidos, divididos (unos con Cuitláhuac y otros en contra), los 25 ahí están.
Todos, buscando a los suyos y revolcando la tierra en lotes y terrenos.
Y hasta en la Academia de Policía de El Lencero.
La ONU, entonces, con el Alto Comisionado se adelantaron al cuarto informe de la Fiscalía General y, claro, de la secretaría de Seguridad Pública y el góber salsero, danzonero y huapanguero.
Lo dijo la ONU.
Casi casi como si lo dijera el Sumo Pontífice, Francisco Primero.
Y acaso el jaranero de la iguana.
¡Hosanna, hosanna! ¡Cuitláhuac, en el peor descrédito político, social y moral de su corta vida pública!

II (Ni modo, ajá, “la violencia es inevitable”)
Si AMLO, el presidente, se ha lanzado contra la ONU.
Y contra la OEA.
Y contra uno que otro senador de Estados Unidos.
Y contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y en contra del Instituto Nacional Electoral cuando estaba al frente Lorenzo Córdoba, ahora maestro en la UNAM y articulista en Latinus con Carlos Loret de Mola.
Y en contra de la oposición y sus diputados federales y senadores.
Y en contra de la candidatura presidencial del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Y en contra del clan panista de los Yunes...
Y en contra del diputado de MORENA, Maleno Torres Rosales, por denunciar que el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, compra(ba) bienes materiales en Baja California con el erario de Veracruz...
Entonces, Cuitláhuac, su góber, bien puede apretar la Magnum en contra del Alto Comisionado de la ONU y de la ONU misma.
Más con el plantón en puerta de la 4T jarocha en contra de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia (la mayoría) que vetaron el Plan B Electoral de AMLO.
Es la tónica sexenal: Si un obradorista, como el caso de Cuitláhuac y la ONU, resulta exhibido en el palenque público, entonces, apretar el botón nuclear para devolver “ojo por ojo y diente por diente”.
Y denostarlo.
Y evidenciarlo.
Y echarle encima a los Siervos de la Nación en las redes sociales.
Y de paso, hasta anunciar una denuncia penal en su contra.
Y, claro, exigir su renuncia.
En la 4T, ya se sabe, los puros entre los puros.
Ángeles de la pureza.
Enviados por un Ser Superior para salvar la tierra.
Con todo, ya lo dijo el Alto Comisionado de la ONU.
Si en Veracruz hay 647 fosas clandestinas hoy, valdría preguntarse cuántos dejaron Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares.
Y si existen 7 mil 400 (siete mil cuatrocientos) desaparecidos, entonces, ¿cuántos dejaron Duarte y Yunes Linares?
Los Colectivos en pleno uso de sus derechos cívicos lo dicen:
Con Cuitláhuac también hay secuestrados y desaparecidos y fosas clandestinas.