Aquí en el norte de Veracruz, en el polo gobernado por MORENA, que comprende Poza Rica, Tihuatlán, Papantla y Álamo, se pelea por poco, se mata y se desaparece por menos.

En Tihuatlán, en las congregaciones de Acontitla y Zacate Colorado ocurrieron dos masacres los días 25 y 11 de abril: diez personas fueron asesinadas a balazos. En Acontitla, la adulto mayor, Demetria García, su hija, Abigail Elías García, así como la joven de 15 años, Emma Oloarte, y el joven Kevin Soto de 16 años de edad fueron privados de la vida con un disparo en la sien.

Los sicarios que desataron la masacre en está rural congregación iban por la mamá de Kevin, una señora dedicada a la venta de drogas y por otra persona del sexo masculino, quienes alcanzaron a huir.

Ese mismo día, en Álamo, los hermanos Juan y Antonio “N” fueron “levantados” en ese municipio cuando salían del baile de El Komander, quien se presentó en la Feria de la Naranja. Horas después sus restos desmembrados fueron tirados en la colonia Independencia de Tihuatlán.

Casi dos semanas después, un comando irrumpió en el bar “La Romis” para abrir fuego contra el dueño, un par de empleados y los pocos clientes que ahí se encontraban. Seis personas fueron privadas de la vida. Entre ellas, una mujer.

En ambos hechos violentos, el gobernador de Veracruz, el morenista Cuitláhuac García Jiménez, reseñó los doce homicidios a un simple “ajuste de cuentas” entre un mismo grupo delincuencial. Se negó sistemáticamente a pronunciar el nombre de la organización.

El diablo anda suelto en el norte de la entidad. El martes 9 de mayo por la mañana tres granadas de fragmentación fueron “aventadas” al interior de la comandancia de Policía de Poza Rica en la colonia Reyes Heroles; los artefactos explosivos aun portaban el seguro. El atentado fue interpretado más cómo un acto de intimidación del narcotráfico para la corporación policíaca.

PAPANTLA, EL ORGULLO VERACRUZANO
Quienes descienden del ADO en la terminal de autobuses de Papantla, lo primero que se encuentran al salir es una enorme barda blanca, con una leyenda pintada en tonos guinda: “Papantla, orgullo veracruzano”. El slogan alude a que el alcalde de este municipio, Éric Domínguez, se encuentra agrupado al grupúsculo político del actual, Secretario de Gobierno, Éric Cisneros Burgos.

El slogan del “orgullo veracruzano” se cayó a pedazos. El fin de semana pasado, pues a cuadra y media del zócalo de Papantla, muy cerca del Palacio Municipal, en las calles de 5 de mayo y Azueta y en Córdoba, casi esquina con Sombrerete, fueron arrojados restos humanos pertenecientes a Andrea Aidé “N” –hija de un policía ministerial de la Fiscalía General del Estado- y a León “N”. Ambos “levantados” por un comando.

Apenas este 9 de mayo, en el callejón del Pozo, en la céntrica colonia de Benito Juárez, fueron hallados en la tercera planta de un edificio, restos humanos que en vida pertenecieron al propio León “N” y a Andrea Aidé “N”. Los restos estaban irreconocibles, pues ambos cráneos habían sido “tirados” días anteriores en el centro de Papantla. Las elucubraciones policíacas por esta zona aluden a un conflicto territorial por la venta de drogas químicas (metanfetaminas).

Aquí mismo, el 3 de abril, fue arrojado sin vida el cuerpo de Brayan Manuel “N”, de 23 años de edad, envuelto en cobijas y en una bolsa de plástico en el barrio El Zapote. Brayan Manuel acababa de ser liberado días antes, pues había sido detenido por delitos contra la salud (tirador de drogas) en las calles de Papantla.

Un día antes, el 2, fue asesinado a balazos en el interior de un bar de Papantla el optometrista pozarrincese Eduardo Arreola. El Ayuntamiento de Poza Rica, de donde era originario Arreola, le realizó un homenaje en la explanada municipal del palacio un par de días después. Lo dicho antes: en esta zona se pelea por poco y se mata por menos.

En Papantla, Blog Expediente buscó al alcalde morenista Éric Domínguez para saber su postura sobre la ola de violencia que ha venido ocurriendo en Papantla y la región. No fue posible localizarlo. Se le envió un mensaje a su WhatsApp, el cual tampoco fue contestado.

OLA DE DESAPARICIONES
Aunque las autoridades estatales y castrenses no lo han querido admitir, al norte de Veracruz le tocó “el coletazo” de violencia que el Cártel del Golfo trae en Tamaulipas, tras la fractura y confrontación del grupo de Los Escorpiones, con Las Panteras. Estas últimas, habrían tejido una alianza con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Esta guerra en Tamaulipas, entidad gobernada por el morenista Américo Villareal y anteriormente por el panista Francisco Javier Cabeza de Vaca, habría venido a recrudecer la violencia en varios municipios de la Huasteca y el Totonacapan veracruzanos.

Mientras en el vecino estado se agarran con lanza granadas y a ráfagas de metralletas automáticas e incendian automóviles y se enfrentan con fuerzas castrenses, en el norte de Veracruz han ocurrido dos masacres en Tihuatlán, varios “levantones” y posterior desmembramiento de personas en Álamo y Papantla, así como una extraña ola de desapariciones en la ciudad petrolera de Poza Rica.

La más visible, la del oficial de Tránsito Estatal, Ernesto León Sánchez, quien recién cumple 20 días desaparecido y por quien ninguna autoridad gubernamental en Tránsito del Estado, Secretaría de Seguridad Pública (SSP) o Gobierno de Veracruz ha querido emitir postura alguna. Sólo su familia, madre, abuela y hermana, se encuentran enfocadas en su desaparición.

Pero en estos días aciagos también han desaparecido en Poza Rica, el 4 de mayo, José de Jesús Espinoza Bautista de 23 años; el 26 de abril, Víctor Alfonso de Paz Gutiérrez de 34 años; el 26 de abril del 2023, Gregorio García Ponce de 25 años; el 27 de marzo, Floro Rivera Rodríguez de 51 años; el 26 de abril, José Israel Amezcua Lucas de 23 años, entre otros más, según datos de la Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz.

Dicha oficina también ha reportado la desaparición de la joven Amairani Flores Luna de 16 de años de edad. Ella fue vista por última vez en Tihuatlán Veracruz, el 4 de mayo.

En Poza Rica, durante lunes 8 y martes 9 de mayo, se observó un patrulleo constante de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano; entran a bares, interrogan a encargados de giros negros, buscan explicaciones a esta vorágine de ejecuciones y desapariciones. Hasta ahora no hay una respuesta concreta; pero los hechos son los hechos.

El 1 de enero del 2023 fueron abatidos diez personas en el interior de bares de Poza Rica y Coatzintla, entre ellos, cayó abatido “El Tabasco”, jefe de plaza del Cártel del Golfo en la región y cuyo trono hoy se lo disputan varios de sus subordinados.

Más aún: el avispero quedó “candente” luego de la fractura que hubo en varios municipios de Tamaulipas entre los grupos de Los Escorpiones y Las Panteras. Peor aún, en este municipio petrolero es muy fácil acceder a drogas en bares de mala muerte, en centros de masajes, en “picaderos” de colonias marginales, cuyo consumo de drogas como el cristal y la cocaína es de fácil acceso entre los jóvenes pandilleros de varias colonias colindantes con Tihuatlán y Cazones.
Incluso en los decomisos de estupefacientes, la Policía Municipal ha encontrado que en los empaques de drogas (bolsitas) vienen marcadas con el grupo delincuencial que distribuye.

Blog Expediente buscó una entrevista con el alcalde de Poza Rica, Luis Fernando Remes Garza, para conocer sus impresiones sobre la ola de violencia y saber si era necesario un reforzamiento de seguridad en las fuerzas federales. Sin embargo, en su oficina de prensa excusaron que el alcalde Remes no tendría ni ha tenido actos públicos en estos días (lunes y martes), razón por la que no habría oportunidad de entrevistarlo.

En Poza Rica, hay un dato revelador, apenas el 18 de febrero pasado, el Director de la Policía Municipal de Poza Rica, Sebastián Antonio Cruz, “Galeno” fue relegado y sustituido por el comandante Ezequiel Juárez.

“Galeno” era gente de las confianzas del alcalde, Fernando Remes; sin embargo, ante el coletazo de la violencia, Ezequiel Juárez llegó “apadrinado” por el Secretario de Seguridad Pública de Veracruz (SSP), Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla.

Entre la rotación de jefes de la policía local y el ingreso de la Guardia Nacional, no hubo disminución de violencia, solo el diablo se soltó con más fuerza. El coletazo infernal aún continúa.

El lunes por la noche, en la avenida Papantla, del fraccionamiento Kana en Poza Rica, dos jóvenes más fueron “levantados”, sus familiares por temor o desconocimiento aún no han pedido a la Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz emitir una ficha de localización.

En la Fiscalía Regional de Poza Rica y en la Especializada en Localización de Personas Desaparecidas en Tuxpan, las respuestas de sus servidores públicos ante familiares de desaparecidos suelen ser ya una cantaleta, pareciera que ensayada: “Me van a disculpar, pero tengo miedo…Yo no puedo ni quiero investigar”.

Una Fiscal Regional, de plano, le dijo a una madre de desaparecido, que ella iba a hacer lo posible, porque la carpeta de investigación de su hijo desaparecido, mejor fuera atraída por la FGR y así ellos podrían investigar. Pues acá –justificó la servidora pública-, a nivel local y por esta región, las cosas están “color de hormiga”.