Antes, también fallecieron, entre otros, don Manuel Buendía Téllez Girón (asesinado y por la espalda) en el segundo año del sexenio de Miguel de la Madrid.
Su columna “Red Privada” publicada todos los días en veinte periódicos de la república.
Manuel Becerra Acosta, director general y fundador del “Unomásuno”, y en donde iniciaron Carlos Payán, Carmen Lira y Héctor Aguilar Camín, entre otros.

DOS. Grandes entre los grandes

Don Julio Scherer García, el legendario y mítico director del periódico Excélsior al que convirtió en uno de los cinco más importantes del mundo.
Vicente Leñero, su otro yo, el gran cronista (y novelista) del siglo pasado.
Y Miguel Ángel Granados Chapa, su columna “Plaza pública”, publicada en más de treinta periódicos de la nación.
Ángel Trinidad Ferreira, con su famosa columna “Frentes Políticos”, firmada al alimón con su paisano Francisco Cárdenas Cruz.

TRES. Panteón jarocho

En Veracruz también han fallecido grandes figuras del periodismo.
Entre otros, don Alfonso Valencia Ríos, quien todos los días publicaba unas cuatro, cinco, seis notas en la portada de El Dictamen, además, claro, de las ocho columnas.
Y de ñapa, escribía la editorial diaria del medio.
Además, maestro fundador de la antigua facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, ahora, Facultad de Comunicación.
Bartolomé Padilla y Zepeda, el gran reporterazo que escribía cuatro columnas periodísticas diarias, además de crónicas y reportajes con una prosa sabrosa, sabrosísima, de antología.

CUATRO. El maestro Francisco Gutiérrez

El maestro Francisco Gutiérrez González, secretario de Redacción en El Dictamen, favorecido en la vida con un gran sentido del humor, ironía y sarcasmo que hacían las horas divertidas y pedagógicas.
El gran cronista Ricardo Rubín Pulido, quien desde la ciudad de Veracruz escribía su famosa columna, “A cien por hora” y publicaba en veinticinco periódicos del país, como si él mismo fuera su agencia periodística.
Froylán Flores Cancela, el director general y fundador del semanario “Punto y aparte”, bautizado así para deslindarse del Diario de Xalapa de Rubén Pabello Acosta, quien tanta envidia le tuvo por su Premio Nacional de Periodismo.

CINCO. El primer reportero preso

Juan Zanoni, director general y fundador de la revista ¡Basta!, el primer trabajador de la información encarcelado por un gobernador como lo fue Rafael Murillo Vidal, y su par de asesores, el Procurador de Justicia, Aureliano Hernández Palacios, y el presidente del CDE del PRI, el volcánico profesor, Rafael Arriola Molina.
Incluso, habría de referir que Zanoni, quien para entonces se había vuelto incómodo como reportero, fue encerrado en el (desaparecido) penal de Allende por un delito inventado, como fue el asesinato de un miembro de la comunidad sexual en el parque Zamora.

SEIS. Momentos estelares

Ignacio Oropeza López, académico en la FACICO de la UV, y un diarista, como cuando en el siglo pasado tembló en Orizaba y Córdoba, donde vivía su familia, y dejó todo para cubrir la tragedia.
Y José Murillo Tejeda, el cronista dotado con una excepcional capacidad narrativa y descriptiva, fallecido en el temblor de 1985 en la Ciudad de México.
En el mismo departamento donde vivía Pepe Murillo en el Distrito Federal también vivía el maestro de la crónica Manuel Meneses, reportero de La Jornada, y quien también falleció.
Todos ellos encarnaron momentos estelares en la vida del país y de Veracruz y fueron, y son, modelos icónicos y simbólicos.