Y hacia las 4:30 P.M. del jueves 16 de marzo estaba como escondido detrás de una pared por el estacionamiento.
Alejado de los compañeros, el muchacho se comía un volován con una botellita con agua. Y lo comía masticando despacio. Sin atragantarse.
Y miraba el volován con la mirada más tierna de su vida.
“Es mi comida” dijo cuando se le dieron las buenas tardes y se le dijo “buen provecho”.

DOS. Limitaciones familiares

Era aquella su comida del día. En medio de la faena académica que habría empezado hacia las 7, 8 de la mañana.
Y como el MEIF, Modelo Flexible de la UV, obliga a los estudiantes a permanecer casi casi el día completo, entonces, hijo acaso, de la pobreza y las limitaciones económicas, su alimento más importante era el volován.

TRES. Desnutrición y anemia

Otros días, confió, suele comer unas picadas y gordas en el puesto de la esquina con una señora que ya lo conoce.
Y como es un chico callado, discreto y respetuoso y lleva la vida en paz, la señora aquella le ha cobrado afecto y cariño.
Y a veces le obsequia una picadita.
“Veinte y las malas” que el joven alumno arrastrará una desnutrición y una anemia dura, ruda y canija.
Es hijo de campesino y de pueblo rural. Y cursa un semestre más. Sueña con ser ingeniero.
Aquel jueves llevaba una camisita modesta y sencillo y unos pantalones de mezclilla baratos y unos tenis más baratos todavía.

CUATRO. Cornadas del hambre

Poco a poco ha acostumbrado su estómago a únicamente dos comidas, digamos.
En el desayuno, y por lo regular, un cafecito negro con un pancito y a veces un par de huevos revueltitos con frijoles.
Un platanito, una naranja, una manzanita, significan un lujo para su comida, dice.
En el transcurso del semestre nunca ha comida verduras.
Y en la cena se aprieta las tripas y apenas, apenitas, un vaso con agua.

CINCO. Los amigos

A veces, un compañero lo invita a echarse un taquito en su casa. Por lo general, al mediodía.
El condiscípulo vive cerca de la Fac. de Ingeniería y se van caminando y la confianza entre ellos ha crecido que le ofrece su casa.
Incluso, y de ser necesario, hasta para reposar un ratito mientras llega la hora de la materia siguiente.
En contraparte, el chico, agradecido con tanta generosidad, le ayuda en la tarea, y como está garrudo lo defiende del bullying.
Uno y otro han terminado por identificarse y re/conocerse.

SEIS. Universidad popular

La UV es la casa de estudios superiores más grande de Veracruz. Es universidad pública. Y la mayoría de alumnos pertenecen a la clase baja y clase media.
Y cursan una carrera con enorme sacrificio de los padres en un Estado jarocho donde seis millones de habitantes de los ocho son pobres y están jodidos y viven en la miseria.
Además, del desempleo galopante y el subempleo y los salarios de hambre.
La desigualdad económica, social y educativa y de salud está encarnada con toda crudeza en este joven de unos veinte años de edad que con frecuencia suele comer al mediodía en la comida principal un volován.
Ha de recordarse que en Veracruz doscientas familias son dueñas de más del sesenta por ciento de la riqueza natural.