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A Mil por Hora
Jueves 16 marzo, 2023

A Mil Por Hora

**El periodista más íntegro y honesto del Estado de Veracruz
**Nunca aceptó un embute ni menos la asesoría a un político
**Vivió con la medianía de su salario y austeridad franciscana
**Ricardo Rubín, primer egresado de la FACICO en las grandes ligas

Luis Velázquez

BANDERAZO DE SALIDA:
El gran cronista Ricardo Rubín Pulido fue el primer egresado de la Facultad de Periodismo (hoy de Comunicación) de la Universidad Veracruzana en tomar camino al viejo Distrito Federal para probarse en las grandes ligas del ejercicio reporteril... Ingresó a Excélsior en el tiempo cuando don Julio Scherer García era reportero... Y entró por la puerta principal con par de entrevistas... Una, al filósofo José Vasconcelos Calderón... Y otra, con el poeta Jaime Torres Bodet

  • Filomeno Mata. Santo laico del periodismo

Los dos, por cierto, Ministros de Educación… Años después, renunció a Excélsior y volvió a la ciudad jarocha, donde su primer trabajo fue en una botica de la avenida Independencia… Después, inició periplo periodístico en varios medios…

CURVA PELIGROSA: Su mayor acierto fue, entre otros, planear un presente y un futuro con independencia y autonomía, sin necesidad de depender de los magnates dueños de medios… Entonces, desde Veracruz miró hacia el resto de la nación y escribió una columna, especie de miscelánea, llamada “A cien por hora” y la envió a veinticinco periódicos del país… Y la columna, caray, insólito, agradó y satisfizo a los veinticinco jefes y directores y dueños de los medios y lo contrataron… Fue en el siglo pasado y cada medio le pagaba mil pesos por la columna semanal… Todos los días, Ricardo Rubín iba al correo a depositar veinticinco sobres con igual número de columnas… Aparecía de lunes a viernes…

AUTOPISTA DEL SUR: Tanta independencia y autonomía logró que, por ejemplo, cuando su único hijo creció listo para la escuela secundaria “quemó sus naves” en Veracruz y fue a vivirse a Corpus Christi, en Estados Unidos, para que el hijo aprendiera el idioma inglés… Y desde allá enviaba las 25 cartas a los periódicos mexicanos… En el correo jarocho le apodaban “El señor de las cartas”… Un reportero callado, discreto, respetuoso, y quien con frecuencia salía a la calle con un sombrero de campesino con ala ancha y que se acomodaba de ladito para ocultarse y evitar ser identificado… Muchos, muchísimos años, quizá el resto de su vida, así, tal cual, vivió Ricardo Rubín, feliz y dichoso de ser como era…

AUTOPISTA DEL NORTE: Nunca en su vida reporteril aceptó un embute… Un sobrecito mensual… La asesoría a un político… La servidumbre a una tribu partidista y/o gubernamental… Incluso, siempre se mantuvo lo más lejos posible de los políticos… Bastaría referir que jamás los mencionó en sus columnas, tan leídas que eran por frescas, versátiles y diferentes al grueso del periodismo… Jamás se le vio, ni por accidente o equivocación, en un acto político ni público… Nadie, vaya, puede poner bajo sospecha su gran integridad… Además, siempre vivió “con la medianía de su salario”… Y con una insólita austeridad republicana… Nunca, por ejemplo, una comidita en un restaurante… Menos, mucho menos, en el café… Tampoco en el antro o el bar de moda… Menos, mucho menos, en un table dance…

RECTA FINAL: Siempre vestido con ropa sencillita… Un reloj baratito comprado en el mercado popular y del que estaba orgulloso porque nunca fallaba… Ni siquiera, vaya, automóvil tenía… Usaba el autobús urbano de pasajeros… Y si el lugar estaba cerca prefería caminar… Vivía en una casa modesta en la avenida Costa Verde, en Boca del Río, y que adquiriera en abonos… Nunca hablaba de sí mismo ni tampoco alardeaba, digamos, con el ego por delante… Ni se creía ni sentía “la octava maravilla del mundo”… Era un reportero paciente y mesurado, proclive a escuchar a los demás y permanecer callado durante una, dos, tres horas, las necesarias que fueran… Calmado y sereno, nunca entró en polémica… Respetaba la libertad de los otros… Y esperaba que respetaran su libertad…

META: En un medio tan difícil (y publico) como son los medios, de acuerdo con encuesta de Latinobarómetro, los políticos, los policías y los reporteros estamos en el último grado de la confianza ciudadana… Mejor dicho, en el sótano de la desconfianza… Ricardo Rubín fue, y es, un santo laico del periodismo… Desde luego, cada trabajador de la información tendrá capillita con sus santos… Quizá, algunos, con Ricardo Flores Magón, Filomeno Mata, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto, entre otros… De todo, el más grande, el más respetado, Flores Magón… Con todo y que la pobreza, quizá la miseria, perseguía como jinete apocalíptico a su esposa y su hija… Y ni así, incluso, se arrodilló ante Porfirio Díaz… La vida por un ideal, un legítimo sueño social, una utopía… Lo bueno es que su esposa también padecía indignación crónica contra el Porfirismo y nunca se dobló… Incluso, millón de veces prefirió ganarse la vida lavando y planchando ropa ajena que aceptar las tentaciones políticas… Los fines de semana se plantaba frente, y lejos, de la cárcel donde Flores Magón estaba preso y el único consuelo de los dos, y de la hija, era intercambiar miradas y hacerse señitas con los dedos de la mano…


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