Incluso, a encarar al góber, como en el caso de una madre clamando la libertad de su hijo en Orizaba ante Cuitláhuac García, igual, igualito como en Orizaba ante Javier Duarte con la señora Aracely Salcedo, madre de Fernanda Rubí, secuestrada en una disco.

PASAMANOS: Los Colectivos han aprendido a protestar ante AMLO, el presidente, como en Xalapa enfrente del Campo Militar.
Y a gritonear y dejar a un lado la insumisión.
Y a buscar cadáveres de los suyos y de los otros en fosas clandestinas revoloteando la tierra.
También perdieron el miedo a los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Y quienes, caray, insólito, en muchos casos, los malos, digamos, arrepentidos, les han enviado anónimos describiendo el punto geográfico donde ellos mismos sepultaron a personas plagiadas y ejecutadas.

CORREDORES: En los últimos años, de Javier Duarte a la fecha, han aprendido a ser íntegras y valientes.
Y a reclamar con fiereza espiritual y sociológica y sicológica a reclamar sus legítimos derechos.
Y a enfrentarse al desdén de los Fiscales Generales de Veracruz, desde Luis Ángel Bravo Contreras y Jorge Wínckler Ortiz hasta Verónica Hernández.
Y de paso, han aprendido a encarar Agentes del Ministerio Público y jueces y policías municipales, estatales y ministeriales.
Y lo más importante, han aprendido a dudar de la palabra, el discurso y la declaración mediática oficial.

BALCONES: Bien escribió Regis Debray en su libro sobre Ernesto el Che Guevara en Bolivia:
“Lo peor es dejar de luchar”.
Y en la lucha social reclamando los legítimos derechos humanos los que enaltecen y dignificar la vida.
Y, claro, la lucha social significa, y más en el tiempo de la izquierda a la que la 4T alardea pertenecer, que el único camino dejado por la autoridad está en la calle, la avenida, el zócalo.
Allí la actitud contestataria alcanza la plenitud social y moral, pues ni modo de cruzar los brazos y condenar al olvido, por ejemplo, a los cientos, miles quizá, de personas secuestradas, desaparecidas, asesinadas y feminicidios.

PASILLOS: Es la hora, siempre ha sido, de continuar luchando.
Más, cuando de por medio existen cientos, miles de niños huérfanos y parejas viudas.
Y padres de la sexta, séptima y octava década quedados a la deriva cuando un hijo, una hija, han perdido la vida, sea secuestrados, desaparecidos y/o asesinados.
Peor tantito, si el plagio y el crimen siguen en la impunidad y la Fiscalía General “curándose en salud” inventando pretextos para justificarse.

VENTANAS: Hay legítimas protestas sociales en el sexenio de la 4T en Veracruz.
Y en el bienio del panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Y en los sexenios priistas de Javier Duarte, Fidel Herrera Beltrán, Miguel Alemán Velasco y Patricio Chirinos Calero, etecé, etecé.
También se registraron grandes protestas cuando Porfirio Díaz Mori ordenó “matar en caliente” y por la espalda y tiro de gracia a los nueve jarochos sublevados a una reelección más.
Tanta que, por ejemplo, días después, el gobernador porfirista, Luis Mier y Terán, caminó en la avenida Independencia de la ciudad jarocha, y una viuda, con la mano de su hijo menor en la mano, lo detuvo y lo encaró con las siguientes palabras:
“Hijo, conoce al asesino de tu padre”.
La vida, una lucha social inacabable.