Además, la miseria, la pobreza y el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre, en el decibel más elevado de la historia local.
El estribillo aquel de que Veracruz es pródigo en recursos naturales pero habitado por gente jodida fue propiedad del priismo en el siglo pasado y hasta pareciera que ahora es una burla evocarlo y convocarlo.

DOS. Hecha trizas la confianza social

Veracruz está descuartizado, porque lo más terrible poco a poco se ha ido desdibujando y perdiendo la esperanza y la fe social.
Cada vez achicada, limitada, la confianza de los ciudadanos de a pie y de la población electoral de que el gobierno en turno dignificará la vida social y económica para la mayoría.
Bastaría recordar que el ser humano, una familia, una comunidad, alcanza la dicha cuando tiene, primero, un empleo seguro y estable y pagado con justicia laboral y, claro, con las prestaciones de ley.
Y segundo, cuando tiene garantizada la salud pública.
En Veracruz, sin embargo, la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad han llevado a la mitad de la población y a la otra mitad a vivir con sobresaltos día y noche.

TRES. Matar a quemarropa

Caray, la noche del jueves nueve de marzo, al campo deportivo de Agua Dulce donde se efectuaba un juego llegaron los malos y rafaguearon a diestra y siniestra a los fanáticos y mataron a dos trabajadores petroleros.
Diego y Daniel se llamaban. Uno más quedó herido.
Palabras mayores, perturbadoras, cuando los sicarios aterrizan con violencia en un campo deportivo, un café, un restaurante, y hasta una iglesia, y siembran el pánico y el terror.
Por eso, vivimos en un Veracruz descuartizado en material social.

CUATRO. Veracruz destripado

La esperanza personal, familiar y social también está destripada.
En la oficina pública y privada, en el taller y la fábrica, en el surco, se labora, digamos, como unos autómatas. Se cumple con la tarea. Se vive por inercia.
Pero sin el legítimo derecho a soñar con mundos mejores, plenos.
Duro y rudo cuando un pueblo está “atrapado y sin salida” en la desesperanza y el desencanto.
Y es que para llegar a tales niveles se ha perdido el respeto y la confianza en la autoridad.
El resultado social y económico es el siguiente: seis millones de los ocho millones de habitantes, en la jodidez, la pobreza y la miseria.

CINCO. ¡Ay, purificación moral!

Desde “La mañanera” hablan de la purificación moral, pero ningún hecho social concreto y específico suele darse para levantar la moral y multiplicarla.
Y, bueno, cuando se pierde la esperanza y “la fe se esfuma solo queda una expresión de protesta, un acto fisiológico e ideológico, como es el suicidio” según escribiera el cubano Guillermo Cabrera Infante en su libro “Mea culpa”.

SEIS. Suicidio social

En el caso, nadie pensaría en el suicidio físico, sino en el suicidio social, digamos, el desencanto total y absoluto de la 4T en Veracruz.
Por ejemplo, estamos “hasta el gorro” de que el góber salsero repita a cada rato que pronto caerán los asesinos físicos e intelectuales.
Que ya los tienen ubicados. Que ya hicieron el retrato hablado. Que les siguen la pista. Que serán condenados a más de cincuenta años de cárcel como feminicidas.
Y en contraparte, los feminicidios se multiplican como los conejos, los ácaros y la humedad.