de la revolución, ajá, fue una gran agencia de colocaciones, agencia de empleos.
Bastaba y sobraba con que un familiar, un amigo, un conocido, un antiguo compañero de escuela fuera encumbrado en el poder político para que los parientes y cuates estuvieran seguros de haberse sacado el premio mayor de la Lotería Nacional.

DOS. El paraíso terrenal

Era el PRI, mejor dicho, las tribus gobernantes, quienes luego luego, como por arte de magia, conseguían un empleo, además, claro, de a los parientes, a quienes se la habrían jugado por ellos.
Incluso, hasta las famosas “aviadurías” y a cuyos favorecidos llamaban “Los quince-quince” porque únicamente llegaban a la oficina a cobrar.
Además de la obra pública asignada por Dedazo, sin licitar, más, mucho más cuando el político poderoso en turno se volvía socio y cómplice.

TRES. Conquista revolucionaria

De los años 1929, fecha de fundación del partido abuelito del PRI, el Partido Nacional Revolucionario, hasta el año dos mil cuando perdió la presidencia de la república ante el panista Vicente Fox Quesada, el tricolor operó como agencia laboral.
Y aquella conquista, digamos, revolucionaria, del PRI, ni modo que cuando el PAN gobernara durante doce años la nación y ahora con MORENA, desde hace cinco años que van caminando, fuera cancelada, diferida, postergada.
Los panistas la siguieron observando “al pie de la letra” como una agencia gubernamental, igual, igualito que ahora con el partido guinda y marrón.

CUATRO. Brazo económico

Cada partido político en el poder sexenal (presidencia de la república y gubernatura) y presidencias municipales (cuatro años), incluso, diputaciones locales y federales (tres años) y Senadurías (seis años), se vuelve el brazo económico, social y político de las tribus gobernantes.
En MORENA, por ejemplo, han sido más claridosos con el juego político pues exigen a los favorecidos una lealtad ciega, entre otras cositas, los Siervos de la Nación transfigurados en los Narcisos Mendozas del jefe máximo.
Y los Pípilas del tlatoani para rafaguear “a tiro por viaje” por las redes sociales, el WhatsApp y el Tik Tok a los enemigos, adversarios, críticos y conservadores.
Es más, hasta obligados a participar en mítines y marchas por la causa obradorista a cambio de conservar el empleo.

CINCO. Sumisión y vasallaje

Por eso es que cuando en el año 2018, MORENA ganó el Palacio Federal y varios palacios estatales, entre ellos, el de Xalapa, de pronto, ¡zas!, montón de priistas, panistas, perredistas, verdes y petistas se vistieron de guinda y marrón y levantaron la mano para entrar a MORENA.
Era la más sencilla y común estrategia para lograr un empleo gubernamental y lo mejor posible y/o en todo caso, conservar el actual.
Y, bueno, si era necesaria la sumisión y el vasallaje para alcanzar la tranquilidad laboral, sin desdoro ni rubor de por medio “entraron a Belem cantando”.
En el año 2018, por ejemplo, en Veracruz, los priistas Marlon Ramírez y Anilú Ingram se designaron por Autodedazo candidatos pluris al Congreso local antes de quedar fuera del presupuesto y que en recuerdo del tuxpeño César “El tlacuache” Garizurieta significa el peor error de la vida.
Tanto que el día cuando quedara cesante, “El tlacuache” se quitó la vida.