Y es que, bueno, para entonces, Veracruz figuraba ya, ya, ya, en el primer lugar nacional en feminicidios.
Como nunca antes en la historia política del Estado jarocho con 78 (setenta y ocho) gobernadores precedentes.
El peor sexenio en la historia para la población femenina.
Seis de cada diez habitantes son mujeres.
Y vaya paradoja, con todo y que AMLO, el presidente, ha beatificado en los altares patrios a Cuitláhuac García como el político más honesto (que no capaz) del Golfo de México, si
“aquí las mujeres pueden soñar”, entonces, han de registrarse los siguientes hechos, el único aval, como se sabe, de un ser humano y más, mucho más, de un político encaramado en el peldaño más alto de la pirámide del poder:
Uno:
El jefe de la Ayudantía del góber, Enrique Santos Hernández, dado de baja por acoso sexual.
Y acoso sexual contra mujeres policías.
Y ni modo, el góber se vio obligado a despedirlo porque la denuncia fue ventilada a nivel nacional en el noticiero del periodista Carlos Loret de Mola, por cierto, el más respetado y admirado por AMLO, el presidente.
Con todo, claro, que el góber, como siempre, desmintiera la versión y asegurara que su jefe de Ayudantía había renunciado antes para incorporarse a la secretaría de Marina.
Y por tanto, el comentario de Loret de Mola “era un ataque”.
Dos:
El asesinato antier de dos mujeres.
Una, en Xico.
Jessica del Carmen Chávez García, de 28 años.
Reportada como desaparecida el 26 de febrero.
Y la otra, en Ixhuatlán del Sureste.
Rosa N.
Mayor de edad.
Muertes lamentables, diría la autoridad, y al mismo tiempo, y para ellos, vidas baratas.
Y tres:
Dos menores de edad... desaparecidas.
Danna Paola Enríquez Zárate. 13 años. El 7 de marzo en Medellín.
Susana Elizabeth Vicente González. 13 años. En Poza Rica.
Las dos, menores de edad.
Las dos, hijas de familia.

VERACRUZ FEMINICIDA

Por un lado, la frasecita bíblica del góber: “Aquí, las mujeres pueden soñar”.
Y por otro, la realidad real, y justificarse asegurando que los reporteros somos mentirosos y presentamos “una realidad inexistente”:
Veracruz, inderrotable, invicto, campeón nacional feminicida.
Y con tantos feminicidios, niños huérfanos y parejas viudas.
Y el peor estercolero de la vida con la impunidad.
Palos de ciegos de la secretaría de Saludad Pública y la Fiscalía General.
Y de la llamada Junta por la Construcción de la Paz.
Mujeres asesinadas.
Mujeres secuestradas y desaparecidas.
Niñas, incluso.
Un Veracruz, vaya herencia de la 4T, hecho “patas arriba”.
Simplemente, la realidad real:
Los zapatos de gobernador quedaron demasiados largos a Cuitláhuac.
Zapatos de payasito de circo pueblerino y aldeano.
La insólita política de la 4T con su purificación moral.
Un índice de violencia, inseguridad, incertidumbre y zozobra cada vez remontando más, más, más alto.
Y en contraparte, caray, el góber y los suyos gritoneando en el palenque público que la violencia va hacia abajo y en caída libre.
El mundo color de rosa del góber.
El mundo real.
Y de ñapa, el jefe de Ayudantía, un jefe cercano al góber, acosando a mujeres policías.
El uso del poder político para la satisfacción sexual.
¿Por qué el jefe de la Ayudantía del góber, Enrique Santos Hernández, acosaba a las mujeres policías?

“AQUÍ MANDO YO” Y PUNTO

Cierto, en el relato bíblico, y luego Zeus con la caja de Pandora, y después Aristóteles y luego Dante Alighieri en “La divina comedia”, y de inmediato André Breton, describen los llamados “círculos del infierno”, y entre otros, anotan la violencia, a tono, digamos, con la frase bíblica, imborrable y memorable de Agustín Silvestre Acosta Lagunes de que “la violencia es inevitable, y ni modo”.
Y también anotan la lujuria, a tono, digamos, con el deseo sexual del jefe de la Ayudantía del góber de la 4T con todo y su Código de Etica y Moral del escritor Alfonso Reyes.
Males bíblicos, entonces, ni hablar, son inevitables, como insoslayables son los otros “círculos del infierno”, a saber, el limbo, la gula, la codicia, la ira, la herejía, el fraude y la traición.
Varios de ellos, repetitivos en los seres humanos, pero más, mucho más, en las tribus políticas dado el ejercicio pleno y total y absoluto del poder.
Lo dice por ahí un filósofo político:
El poder político... corrompe.
Y el poder político total y absoluto... corrompe de manera absoluta.
Por eso, el hábito y la costumbre del jefe de la Ayudantía del góber.
Por eso, tanto secuestros y desapariciones de mujeres y feminicidios.
Por eso, tantas menores de edad plagiadas y desaparecidas.
Y por eso, tanta impunidad.
La frase la retrató para siempre: “Aquí mando yo”.