Más porque como él mismo lo ha sostenido desde “La mañanera”, “no es igual a sus antecesores”.
Más cuando desde los orígenes, el jefe del Poder Ejecutivo federal designa e impone al sucesor, salvo contadas excepciones.
Además, cuando de postre también inclina la balanza para los candidatos a gobernadores y a diputados federales y senadores.

PASAMANOS: Es un privilegio político y social y electoral nunca escrito. Ningún articulado de la Constitución General de la República lo considera.
Con todo y que a Carlos Salinas le mataron a su favorito, Luis Donaldo Colosio.
Y el favorito de Vicente Fox Quesada y de Felipe Calderón Hinojosa perdió.
Y el favorito de Enrique Peña Nieto también.

CORREDORES: Y es que de cara a la elección presidencial del año 2024 (cuando también serán elegidos nueve gobernadores en las urnas y quinientos legisladores federales y 128 senadores, la tentación faraónica para AMLO es demasiada, excesiva.
Y ni modo que así nomás, antes de retirarse a su rancho “La chingada” en Chiapas, delegue en su partido, MORENA, la facultad de elegir con libertad, absoluta libertad, al candidato.
Tan es así que al momento, AMLO palomeó a un trío de miembros del gabinete legal y ampliado y con ellos está, estaría jugando, a saber, Marcelo Ebrard Casaubon, Adán Augusto López Hernández y Claudia Sheinbaum Pardo.

BALCONES: En el mes de septiembre 1993, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, platicó con don Julio Scherer García, director general y fundador del semanario Proceso.
Entonces le dijo: “Si el presidente renunciara al privilegio no escrito de designar al sucesor… se despojaría de su poder”.
Además, dejó constancia de que “la elección de un sucesor no garantiza la continuidad”.
Lázaro Cárdenas, por ejemplo, nunca continuó la política de Plutarco Elías Calles.
Manuel Ávila Camacho la de Cárdenas.
Adolfo Ruiz Cortines la de Miguel Alemán Valdés.
Luis Echeverría la de Gustavo Díaz Ordaz.

PASILLOS: La sucesión presidencial en el partido político sexenal está considerada la decisión más importante.
Más, digamos, que el cambio de las instituciones. Y los Trenes Maya. Y los aeropuertos Felipe Ángeles. Y las refinerías Dos Bocas. Y la campaña contra el Instituto Nacional Electoral.
Y el rafagueo en “Las mañaneras” en contra de los críticos, disidentes, enemigos y adversarios, incómodos e indeseables para el jefe máximo.
Pero si AMLO de veras es tan democrático como ha cacareado, entonces, delegar en MORENA (y sin meterse) la elección del candidato le abriría la entrada a la gloria y la inmortalidad.
Y de paso, hasta sería aclamado por la oposición.

VENTANAS: Octavio Paz planteó la posibilidad en el penúltimo año del sexenio de Miguel de la Madrid y nunca fue escuchado.
De la Madrid impuso a Carlos Salinas y Salinas a Colosio y quedó con Ernesto Zedillo y Zedillo entregó la silla embrujada del palacio al panista Vicente Fox.
Y Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto nunca tuvieron voluntad política y electoral para diferir la facultad a su partido en el poder.
Ni Superman, Rarotonga y José Alejandro Solalinde Guerra convencerían a AMLO de evitar la tentación de imponer al candidato sucesor.
Pero, bueno, bien pudiera esperarse un milagro. Sorpresas que daría la vida.