PASAMANOS: Los vecinos fueron obedientes. Ningún caso tenía, ni tiene, averiguar. Más todavía: a partir del día señalado, nadie circula en las calles y desde las nueve de la noche.
Es decir, una hora antes de la hora fijada.
Es más, algunas tiendas de plano están cerrando a las nueve de la noche cuando antes a las diez pm.
Mientras, el presidente municipal, alardeando en el palenque público que Jamapa es la octava maravilla del mundo, más, mucho más, que cualquier Pueblo Mágico, por ejemplo, en la sierra de Papantla con todo y los Reverianos y “Los pelones”.

CORREDORES: Todavía peor: el alcalde alardea que Jamapa es el paraíso terrenal.
Y que los malos que antes existían ya se fueron, unos. Y otros, están presos.
En contraparte, la población temerosa de un asalto, un secuestro, una desaparición, un ultraje, un crimen, una fosa clandestina.
Ojalá, entonces, que el alcalde nunca padezca la angustia y la desesperación de su homóloga sustituta de Santa María del Río, San Luis Potosí, Edna Yuriria Medina, quien ante tantas amenazas de muerte únicamente duró diecisiete días en el cargo y renunció.

BALCONES: Nada más duro y rudo en la vida que vivir amenazado, con terror y horror en el día pero más en la noche, cuando basta un ruidito por ahí (así sea de un gatito, un perrito hambriento) para sentir el mundo “patas arriba”.
La incertidumbre y la zozobra bien puede encartarse, quizá, en la disputa de los malos sobre la jugosa plaza Veracruz.
Los tres puertos (Coatzacoalcos, Veracruz y Tuxpan) para la carga y descarga de drogas.
Las pistas clandestinas}
La autopista de sur a norte.
Las pistas clandestinas.
Los negocios ilícitos, a partir del tráfico de drogas.
La ductibilidad de parte de las corporaciones policiacas y sus jefes para asociarse con los malos como cacarea el góber de la 4T.

PASILLOS: La vida, a la orilla del precipicio en Jamapa como en tantos otros pueblos.
Por ejemplo, la mitad de la población y casi casi la otra mitad en la edad laboral viaja a la ciudad de Veracruz, tan cerca, para emplearse.
Y en la tarde/noche, más hacia la noche, regresar al pueblo en el autobús de pasajeros, rayando acaso las nueve, las diez de la noche.
Y con el comunicado, ni modo, exponiendo la vida, llenos de pánico y temor.

VENTANAS: La violencia está alojada, con carta de naturalización, en los doscientos doce municipios de Veracruz.
Ningún presidente municipal puede alardear (con riesgo de sangrar de la boca) que viven en paz.
Caray, el espectacular del gobierno de Veracruz a orillas de caminos y carreteras con la siguiente leyenda y que parece una burla, un pitorreo, una estafa:
“Veracruz es el segundo estado más seguro de México”.
Seguro quizá para el góber y su gabinete legal y ampliado por las escoltas y armadas y camionetas blindadas (con cargo al erario) en donde circulan.
Los ciudadanos de a pie tienen vivencias y experiencias dramáticas.