En el Estado de Texas, montón de paisanas de Soledad de Doblado empleadas como trabajadoras domésticas.
Unas, en casas particulares. Otras, en restaurantes. Y de cocineras. Y hasta de meseras… según el porte.
Ella llegó a Texas y al día siguiente estaba chambeando.

DOS. Su pareja la abandonó

Se fue del pueblo acorralada por el desempleo. Su pareja la abandonó por una chica de veinte años cuando ellos dos tienen cuarenta años.
Durante unos quince años procrearon tres hijos. Y trabajaron duro y tupido para construir un patrimonio.
Compraron casita y en nombre del amor y la pasión y el deseo, la señora Ele aceptó que fuera puesta al nombre del cónyuge.
Compraron unos terrenitos y también, a nombre de la pareja.
Compraron un automóvil y a nombre de la pareja.
Se casaron, claro, y por bienes separados.
Y su ex pareja se quedó con todo. Y la dejó en cero.
Y como el hombre anda enloquecido con la chica de veinte años agarró camino fuera del pueblo.

TRES. Hijos a la deriva

Los hijos de 14, 13 y 12 años.
Y todos, a la deriva. Apenas, lo necesario para comer y que le proporcionan sus padres.
Pero mirando lejos, por ejemplo, los hijos crezcan, y salvo que el padre pudiera, digamos, tener misericordia y compasión, el fin del mundo.
Por eso migró a Texas. Trabajadora doméstica. Pero en Estados Unidos, caray, la nación más poderosa del mundo y a ganar, en dólares.

CUATRO. Honorarios lesivos

En el pueblo buscó chamba y nada. Ni siquiera, vaya, de asistente doméstica. Y si alguna puerta se abrió unos honorarios agresivos y lesivos a la dignidad humana.
En la ciudad jarocha anduvo ofreciendo servicios, igual, como yaya, pero en todos lados pidiendo cartas de recomendación y de gente acreditada le decían, y salvo que sus padres o las hermanas pudieran recomendarla, nada de nada.
Entonces, cavilando en las madrugadas, noches apresuradas de insomnio, miró alrededor y recordó el destino de un montón de amigas en Texas y se fue.

CINCO. Todo por los hijos

Por fortuna, tiene una amiga en Matamoros, Tamaulipas, y con quien pasara al otro lado y en su cochecito.
Y, bueno, sin papeles, exponiéndose a la policía migratoria, la acomodaron en una casa particular y jura que ni siquiera se asoma a la ventana.
Y como ella tiene hambre y necesidad y energía y vitalidad y sueños, luchando por sus tres hijos, está dando “el mejor de los esfuerzos” para congraciarse con la patrona y el patrón.

SEIS. Ineficiencia Oficial

Se fue de Veracruz porque el gobierno estatal ha sido incapaz de alentar la creación de empleos en las regiones indígenas, campesinas y obreras.
Bastaría referir que de acuerdo con la secretaría del Trabajo federal y el Seguro Social, Veracruz es la única entidad federativa incapaz de recuperar los empleos perdidos en los dos años fatídicos del COVID.
Más duro, porque ha de acumularse la demanda de trabajos antes de la pandemia, agravada ahora por la recesión y la inflación.
Igual que en el tiempo priista, las tribus guinda, ineficientes para satisfacer la demanda laboral de una población económicamente activa y creciendo a pasos agigantados, como por ejemplo, cada año con nuevas generaciones de jóvenes universitarios.
Y que, claro, pega más en las personas con estudios limitados.