Y los otros dos, el padre de Jesús, Dios.
Y es una lucha crucial y feroz entre los sicólogos tradicionales y los liberales. Incluso, en nombre de la Escuela de Siquiatría, Richard Gere, interpretando al médico intrépido, osado y temerario, lo sataniza.

DOS. “No hay Dios”

Se trata de la vieja y antigua y bíblica y milenaria lucha entre el bien el mal. Entre la existencia de Dios y la negación de Dios.
En 1836, el escritor, poeta y periodista, Ignacio Ramírez, El Nigromante, cuando tenía veinte años de edad fue aceptado en la Academia de San Juan de Letrán. Y su discurso lo empezó con tres palabras fulminantes.
“No hay Dios” aseguró.
Y se armó el más tremendo borlote y debate y polémica de aquel tiempo.
Los más, aseguraban que El Nigromante tenía “legítimo derecho a presentar sus ideas”.
Antes, mucho antes, en Roma, el emperador Calígula definió su estilo personal de ejercer el poder de la siguiente manera: “Hay días cuando me siento Dios”.

TRES. Junto el trío de Jesús

El sicólogo (Richard Gere) cavila sobre la mejor terapia y decide encerrar a los tres en el mismo hospital siquiátrico.
Luego, en un solo cuarto de estudio enclaustra al trío, primero, para conocerse, y segundo, para la mejor cura.
En un principio el trío se muestra reticente cuando uno por uno se va presentado diciendo que es Jesucristo y es Dios.
Y uno a otro se denominan farsantes. “Jesús soy yo”. “Yo soy Dios” se reprochan y desafían.

CUATRO. Puntos de encuentro

La mesura, la prudencia, la tolerancia y la serenidad del sicólogo va logrando que poco a poco el trío de enfermos mentales descubra puntos de encuentro entre ellos y comiencen una relación.
De entrada, los tres aceptan reconocerse como Jesucristo. Luego, se llena de mesura y hasta terminan jugando barajas y cantando y leyendo. Caray, uno al otro llegan a comprenderse tanto que se cortan las uñas de los pies.

CINCO. Un Jesús se tira de una torre

El milagro sicológico de Richard Gere, interpretando la vida de un médico, llega a una revista especializada que lo reconoce.
Y los celos y las intrigas y las calumnias llueven por todos lados. Y hasta el director general de aquel hospital lo difama con los jefes superiores para que lo despidan y quedar a cargo de la terapia de los tres Jesucristos y de los méritos.
Un Jesucristo, un enfermo mental, se rebela y habla con el director general en la torre del campanario de la iglesia del hospital y como el director envidioso todo lo niega discuten.
Y en la discusión, el Jesucristo aquel se tira desde la torre al piso de cemento y muere.
“Ofrendo mi vida por ti. Y tú eres mi Gólgota” le dice antes de tirarse al precipicio.

SEIS. Hay cura

Ajustes de la vida burocrática en la política de salud genera el cambio de adscripción del sicólogo Richard a otra ciudad norteamericana.
Pero…al mismo tiempo le permiten que se lleve al par de Jesucristo que todavía están vivos para continuar la rehabilitación
Así termina el encuentro de Jesucristo, Dios, el médico y las elites médicas. Digamos, un final optimista. Hay cura, pues, para quienes en el riesgoso viaje mental sufren trastornos.