Iban los tres amigos de la escuela COBAEV de regreso a casa.
En la colonia Reserva Tarimoya, puerto de Veracruz.
De pronto, ¡zas!, apareció solitario asaltante.
Navaja en mano.
Y les pidió el dinerito, los celulares, la carterita.
Y uno de ellos se resistió.
Y lo mató.
Se llamaba Joel y tenía 16 años de edad.
La violencia, ajá, decía el góber Agustín Acosta Lagunes, es inevitable.
Pero, caray, ¡vaya precio que se está pagando en el tiempo sacrosanto de la 4T!
Más cuando el góber de la purificación moral asegura, sin rubor, que la violencia va hacia la baja y en caída libre.
El mundo utópico de Cuitláhuac.
El mundo real inventado, ajá, en los medios “que presentan otra realidad” que dice Cuitláhuac, con todo y que la senadora Gloria Sánchez descubriera que hay, o existía, una conspiración mediática para derrocar al góber obradorista.
El mundo real, intenso y avasallante, de los ciudadanos de a pie.
Ahora, que vaya, si tuviera espacio y tiempo, a la colonia Reserva Tarimoya a decir a los padres de Joel, 16 años de edad, que están controlando el índice delictivo.