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Diario de un reportero
Sábado 14 enero, 2023

Descubrimiento médico

Fármaco vs el Alzheimer
•Pero cuesta muy caro
•Riesgo de otros males


DOMINGO
Fármaco vs el Alzheimer



En Estados Unidos anuncian y festinan una nueva medicina contra Alzheimer y que, pronostican, serán definitiva para curar a los enfermos del peor mal de la caja de Pandora como es la pérdida de la memoria.
El fármaco está predestinado para “reducir el deterioro cognitivo en pacientes que padecen esta enfermedad neurodegenerativa” y que poco a poco va consumiendo las neuronas hasta quedar separadas todas en el cerebro y perder la noción de la vida.
Tiempo cuando el enfermo queda sin memoria y ni siquiera sabe su propio nombre. Tampoco de los familiares y amigos.
Y también desconoce la utilidad de los órganos humanos. Y aun cuando a veces por ahí en el camino del deterioro hay rayitos de luz, luego luego se vuelve a la oscuridad.

Luis Velázquez

El día cuando el escritor Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, descubrió que perdía la memoria confió a un amigo reportero de Colombia que pronto dejaría de escribir.
Hasta ahora, y por desgracia, con todo y que los gobiernos poderosos siguen viajando a la luna y a Marte y hasta las agencias turísticas ofertan viajes de luna de miel a Marte, la ciencia médica ha resultado incapaz e ineficaz para frenar el Alzheimer.

LUNES
Cuesta muy caro

El nuevo medicamento fue descubierto por una compañía farmacéutica japonesa, Eisai, y una norteamericana, Biogen.
Se llama Lequembi y significa un gasto anual de 26 mil quinientos dólares, pues incluye un tratamiento de doce meses para surtir efecto.
Siempre y cuando, claro, se trata de un Alzheimer temprano, es decir, que apenas inicia, como por ejemplo, cuando las primeras señales del deterioro neurológico están en el simple y sencillo olvido de cosas fundamentales.
Por ejemplo, cuando de pronto se olvida dónde se dejaron las llaves de la casa y se traen en la bolsa del pantalón y/o hasta en las manos.
O cuando vas a un mandado y se olvidan los encargos.
O cuando se te borra el cumpleaños de la pareja, un hijo, los padres ancianos.
El fármaco, dicen los científicos, será efectivo para los pacientes que todavía no han alcanzado una etapa avanzada.
Pero de ahí a que sea el non plus ultra para curar el Alzheimer existe una distancia de la tierra al cielo.
Es el caso, por ejemplo, de otros males, entre ellos, el cáncer, la leucemia y el mal de Parkinson, digamos, igual, igualito, que la miseria, la pobreza y la jodidez.

MARTES
Deterioro creciente e inevitable

El señor A. padeció Alzheimer ocho años seguiditos. Durante ocho años, el médico estuvo recetando montón de fármacos en cada consulta, una al mes, cobrando ochocientos pesos por cita.
Y cada vez su deterioro se fue recrudeciendo. Muchos años quedó reducido a una vida vegetativa.
Únicamente miraba, sin escuchar, a la familia, y sin pronunciar palabra.
Sin expresarse, vaya, en nada y para nada.
Una sola vez los parientes advirtieron en sus ojos una rayita de luces y emociones. Fue cuando le llevaron a un bebé recién nacido, su tataranieto, para que lo conociera.
Pero aquella mirada llena de asombro y alegría fue menos intensa que un relámpago. Un chispazo.
Ocho años después falleció… pero de un síncope cardiaco.
Y dejando noqueados a varios miembros de la familia que lo cuidaban día y noche, turnándose.
“Está muerto en vida” decía su pareja, de la misma edad, muy lúcida, llena de vida.

MIÉRCOLES
Muerte en vida

La pérdida de la memoria se debe, entre otras cositas, además del deterioro normal de la edad, porque en el cerebro “se forman placas amiloides alrededor de las neuronas y que finalmente las destruyen” (AFP).
Luego, sobreviene la muerte en vida. “Los pacientes ya no pueden realizar tareas diarias ni mantener conversaciones”.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos otorgó el aval al nuevo fármaco luego de ensayos clínicos aplicados a casi mil ochocientas personas y en quienes se redujo en 27 por ciento el deterioro.
Claro, los médicos, luego de tantos fracasos, sienten que se trata de una novedad, con todo y que apenas achicó en un mínimo el daño neurológico.
Tengamos fe, y de ser así, en que nuevas gotitas de esperanza puedan alentarse en el mundo.

JUEVES
Para riquillos y pudientes

Antes, hace par de décadas. Estados Unidos lanzó un fármaco contra el Alzheimer llamado Aducanumab.
Pero fue retirado del mercado cuando los expertos evidenciaron su eficacia y únicamente quedó, quizá en son de pruebas, entre los enfermos moderados.
Valía 56 (cincuenta y seis) mil dólares, a diferencia del nuevo, que solo cuesta 26 mil 500 dólares anuales.
De hecho y derecho, y salvo que las instituciones de salud en México pudieran adquirirlo, el nuevo medicamento, con todo y que cuesta más barato, un fármaco para riquillos y pudientes.
Más, cuando y como dicen los expertos la causa de la enfermedad es poco conocida. Y poco conocida, en ningún momento por falta de información y publicidad, sino porque los médicos están en ascuas.
Incluso, y en muchos casos, con todo y el viejo Hipócrates, vendiendo esperanzas baratas, ramplonas y demagógicas, a los familiares de los enfermos de que con un montón de medicinas, como sucediera con el señor A., podían recuperar la memoria.
El daño cerebral y el desgaste es canijo a partir, quizá, de la sexta, séptima década, pues y por lo general el Alzheimer pega “duro y tupido y rudo” a los ancianos.
Digamos, como la próstata que hacia la quinta, sexta década, promedio, se vuelve una pesadilla con las micciones descarriladas, sobre todo, en las noches, y los urólogos apenas recomiendan que a partir de las cinco, seis de la tarde, la persona deje de tomar agua y café y refrescos para evitar urgencias nocturnas.

VIERNES
Graves daños colaterales

Cuidado: las farmacéuticas japonesas y norteamericana revelan que durante los ensayos clínicos del fármaco milagroso detectaron efectos adversos graves.
Por ejemplo, algunos pacientes (omiten el número) sufrieron hemorragias cerebrales.
Y fallecieron.
Entonces, se derivaría, tanto médicos y especialistas y pacientes y familiares en estado de alerta… por si intentan experimentar, mejor dicho, probar suerte.
Es el mismo caso que otras pastillitas. Por ejemplo, el Viagra, pues si una persona con presión arterial alta la consume antes de una encerrona corre el riesgo de morir infartada… antes de.
Incluso, y como con frecuencia publican en la página roja de los medios que un hombre murió en el cuarto del motel y la dama, desapareció silenciosa, callada, discreta y rápida.
Y sin avisar ni reportar… para evitarse problemillas.
Ni hablar, son los riesgos de la ciencia.
Quedaría claro que todavía falta mucho tiempo para que los médicos científicos se saquen el premio mayor de la Lotería descubriendo un fármaco contra el Alzheimer (y otras enfermedades por ahora incurables) que sea efectivo y eficiente y sin arriesgar la vida.
Y ni modo, sólo resta que los expertos sigan experimentando en el laboratorio con animalitos, entre ellas, las ratas, las más frecuentadas y socorridas.
Estamos, por ahora, condenados a padecer el Alzheimer.
El viejito del barrio diría, caray, que “para morir nacimos”.


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