De los aspirantes y suspirantes a la gubernatura de Veracruz 2024, José Yunes Zorrilla, diputado federal, tiene la más completa hoja de servicios.
Presidente municipal en su pueblo. Presidente del CDE del PRI, su partido. Diputado local y federal. Y Senador de la República.
Pero en contraparte, es priista, su orgullo, pero por ahora, un partido con mal fario y peor karma. Del poderoso, omnipotente instituto político en el siglo pasado, cuando en el año 2000 perdiera Palacio Nacional ante un panista, los vientos son y han sido torrenciales.
Incluso, llegó un momento estelar cuando los candidatos tricolores ponían casi en dibujito chico, en letra chiquita, el logotipo del PRI.
Entonces, si quedara con la candidatura quizá la alianza electoral del PRI con el PAN y PRD, y otros partidos, pudiera levantar expectativas.
Bastaría referir que MORENA, de Amlo, el presidente, gobierna en veintidós entidades federativas, una fuerza descomunal equivalente a los mejores tiempos priistas en el siglo pasado.
Es más, con una trayectoria política de más de treinta años, y desempeñando cargos públicos de primer nivel, nunca se manchó las alas.
Una honestidad “a prueba de bomba”. Y sin los alardes guinda y marrón de los Morenistas.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto fue senador de la república y dos de sus amigos entrañables, del salón de clases, Luis Videgaray Caso y José Antonio Meade, fueron secretarios de Hacienda y de Desarrollo Social y de Relaciones Exteriores.
Y jamás incurrió en las componendas, los negocios, las empresas fantasmas, el tráfico de influencias, el nepotismo y el conflicto de intereses.
Separó y separó con firmeza la política y los negocios.
Y su integridad constituye la más sólida fortaleza política en un hombre público.
Como pocos, excepcionales políticos ha recorrido Veracruz de norte a sur y de este a oeste y conoce los pendientes sociales y económicos y educativos y de salud y de seguridad pública y de procuración de justicia de todos los rincones del Estado jarocho.
Pero también conoce a los líderes regionales y municipales y a las figuras estelares de cada pueblo.
Además, es un hombre, un político mesurado, sereno, prudente y tolerante.
Y con nadie está conflictuado porque siempre procura conjugar los verbos sumar, entender y comprender en todos los tiempos gramaticales.
Con nadie está peleado. Siempre concertando como parte de su carácter y temperamento.
Y apostando a la cordialidad y a los puntos de encuentros, más allá de las diferencias.
Y a la concordia en vez de la discordia.
Es un hombre pacifista. Un político apaciguador. Capaz de sentarse en la mesa del diálogo las horas necesarias, sin desmayar ni echarse para atrás, hasta lograr la suma.
Grandes virtudes cuando en el palenque público se están dando sacrificios humanos y que suelen fracturar hasta a las familias.

EL PRI, EN CAÍDA LIBRE

El PRI, el partido político de siempre de José Yunes, está de capa caída. Y en caída libre, parece.
En la última elección en Veracruz, por ejemplo, perdió con todos los candidatos a diputados locales.
Y si hay tres legisladores locales del tricolor son plurinominales. Dos de ellos, por Autodedazo. Marlon Ramírez y Anilú Ingram Vallines.
Perdió veintiuna curul federal y únicamente ganó una. En el distrito de Coatepec, con Yunes Zorrilla.
Perdió todas las senadurías.
Perdió la gubernatura y por segunda ocasión. Primero, con Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, y luego con Cuitláhuac García, de MORENA.
El pasado inmediato desdibuja la posibilidad de una victoria en las urnas si el PRI va solo en la contienda.
Y aun cuando quizá pudiera remontar el vuelo en alianza con el PAN y PRD también estaría por verse.
Más, cuando apenas, apenitas gobierna en unos treinta y tres municipios con alcaldes tricolores.
Incluso, y toda vez que en el palenque público están delineados los candidatos a presidente de la república y hasta de gobernador en Veracruz con Rocío Nahle, la secretaría de Energía, era para que la (presunta) alianza PAN, PRI y PRD tuviera candidato definido y anduviera en manifiesta precampaña, digamos, en una especie de Desayunos y Comidas de la Amistad, para así justificarse ante la autoridad electoral.
Y/o como hacía el senador Fidel Herrera Beltrán, buscando la nominación priista a gobernador de pueblo en pueblo los fines de semana y con bajo perfil amarrando acuerdos y pactos.
Más cuando el pronóstico del chamán es que en el año 2024 de nuevo MORENA ganaría la gubernatura, una vez más por el factor AMLO.