C, las consultas médicas aprisa y con prisa de unos diez, quince minutos, máximos, porque afuera esperan otros en la hilera.
D, la superficialidad con que parte del cuerpo médico atiende a los pacientes.
Se trata, claro, de una herencia del pasado como dicen las tribus guindas. Pero al mismo, insólito cuatro años después…

DOS. Peores estragos

Por más y más que los directores generales del Seguro Social, ISSSTE y Hospital de PEMEX “se curen en salud”, la realidad avasallante, intensa y volcánica les cae encima.
No pueden con la buena administración de los hospitales públicos.
La demanda es cada vez mucho mayor. Entre otras cositas, por la miseria y la pobreza y la jodidez en que se vive.
El COVID, la recesión y la inflación, con los peores estragos.

TRES. Médicos están renunciando

Incluso, y de acuerdo con las versiones, muchos médicos han renunciado a su antigüedad, y una antigüedad de hasta veinte, o más, años.
Les ha pegado duro y tupido el hecho de estar recetando medicinas sin que la farmacia de cada hospital las abastezca.
“No hay” es la respuesta generalizada y los pacientes, los derechohabientes, quejándose, por el deterioro de su economía.
Y ni modo, enfermos, hacer milagros para ver si pueden comprar los medicamentos, aunque sean genéricos, pues, y en todo caso, y como afirman unos médicos, son iguales, igualitos, a las medicinas, digamos, convencionales.

CUATRO. Tiempo completo en sus consultorios

Tales doctores renunciaron al trío de hospitales públicos y se han entregado cada día al consultorio privado y en donde, y por fortuna, les ha estado yendo bien.
Ahora, trabajan en la mañana y la tarde/noche, y su clientela particular agradecida, porque ya están de tiempo completo.
En muchos hospitales del Seguro Social, ISSSTE y PEMEX contratando médicos recién egresados de la facultad pública y privada, aquellos a quienes, y por regla general, pueden contratar con bajos salarios.
Además, apechugando el desabasto de medicinas, digamos, el peor pendiente.

CINCO. Realidad avasallante

Cuatro años después, el peor escenario del sistema hospitalario.
Bastaría evocar y convocar los cincuenta niños enfermos de cáncer que en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río fallecieron.
Muchos de ellos, cuando estaban internados en la Torre Pediátrica.
Los padres, incluso, y en plantones y bloqueando la avenida de la Torre Pediátrica, extendiendo la mano al gobierno de la 4T para el abastecimiento de medicinas y que tan caras, por cierto, cuestan.
La realidad es avasallante: la demanda de servicio médico y medicinas de calidad ha rebasado la capacidad oficial.
Y así como vamos, caray, ha de esperarse el peor de todos los mundos posibles.
Más, porque el precio de las medicinas, con la recesión y la inflación, continúan subiendo.
Y el salario mínimo, tan bajo y jodido.

SEIS. Incapacidad oficial

En el dato oficial festinan el número de derechohabientes en los hospitales públicos.
Pero, caray, y ni modo como la mayoría son pobres y en la miseria, limitados que viven, han de aceptar la incapacidad oficial.
La peor fama de las instituciones médicas a ras del piso y del suelo, entre otras cositas, cuando de pronto, el beneficiado tiene urgencia médica con una enfermedad y le dan cita para dentro de varios meses.
Y cuando, además, el colmo, necesita intervención quirúrgica y ha de esperar turno un semestre, aprox.