Casi casi como si una película se viera dos, tres, cuatro veces, pues en cada mirada suelen redescubrirse filones vivenciales y existenciales…

ROMPEOLAS: En su exilio, Lenin, el famoso ideólogo, activista y líder ruso, se encerraba en la biblioteca del pueblo donde estaba desde las 9 de la mañana hasta las 7, 8 de la noche, hora del cierre… Y siempre leyendo de manera incansable y renovada… Y haciendo apuntes en su libreta escolar… El sociólogo Roger Bartra cuenta en sus memorias, “Mutaciones, una biografía intelectual” que solía viajar a Estados Unidos por temporadas para encerrarse en las mejores bibliotecas del mundo…

ARRECIFES: El día más triste en la vida de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, fue cuando su departamento en la Ciudad de México se incendió y todos sus libros, libros hasta en los pasillos, desaparecieron consumidos por las llamas… El día más triste del escritor Stefan Sweig cuando en Alemania, el Ministro de Información de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, ordenó prender fuego a su biblioteca y a sus libros… El día más feliz del presidente de la república amorosa, AMLO, será cuando se retire a vivir a su rancho “La Chingada”, luego de que sea derrotado en las urnas en el año 2024 buscando la reelección, y viva “de las regalías de sus libros”, ajá…

ESCOLLERAS: El historiador José Luis González (“Pueblo en vilo”) solía leer y escribir todas las noches hasta las 3, 4 de la madrugada… Entonces, solía oler sus libros porque le encantaba el olor… Candidato presidencial por la oposición, el filósofo José Vasconcelos Calderón pronunciaba discursos incendiarios en el día de pueblo en pueblo… Y en las noches, se encerraba a escribir un libro sobre Metafísica… Hay, claro, gente que suele traer un libro en el sobaco, digamos, para transmitirle sus olores…

PLAZOLETA: En el pueblo, Soledad de Doblado, un presidente municipal construyó una biblioteca de dos, tres pisos, a un lado del parque… Y otro alcalde por sus pistolas la desapareció y la envió por allí a un local refundido donde ni siquiera, vaya, las moscas se paraban… ¡Vaya paradoja!, en otros pueblos florecen las cantinas y los antros y las casas de cita y burdeles como los conejos, los ácaros y la humedad… El director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, cacarea, sin duda para cumplir con el ritual, una República de Lectores, y lo que está en chino en un sexenio…

PALMERAS: La señora G., de la séptima década, se jubiló y si de por sí era una lectora compulsiva se trazó la disciplina de leer un libro por día… Digamos, de unas doscientas páginas… Y si son más entonces un libro cada 48 horas… Ella inicia su lectura a las 7 de la mañana y la concluye hacia las 9, 10 de la noche… Nunca mira televisión, ni siquiera, vaya, noticieros… Tampoco escucha y mira a Rocío Sánchez Azuara, la doctora Polo y la Señora Laura, pues nada le importan los lagrimeos…