y por celos, pero otra mujer, mesalina, La Mariposa, le salvó la vida cuando un militar lo quiso matar a balazos y ella se atravesó.
El 6 de noviembre de 1970 falleció de un derrame cerebral en un hospital de la Ciudad de México luego de veintinueve días de intensa y volcánica agonía.
Tenía 73 (setenta y tres) años de edad.
Es, fue, Agustín Lara, el jarocho más famoso en la historia mundial antes y después.
Desde entonces, nunca, jamás, otro Agustín Lara en la tierra jarocha.

LUNES
El gran “Flaco de oro”

Compuso ochocientas canciones. Todas, de amor y desamor. A excepción de Granada, entre otras, a España, y que por cierto, nunca la visitara. Y aplicara la imaginación y la cultura en su más alto decibel para escribirla.
Filmó veinticinco películas, las más famosas al lado de Luis Aguilar y Pedro Vargas.
Y casó en cinco ocasiones.
Lanzó al estrellato mundial a Toña la negra, a quien escuchara en una visita al puerto jarocho, aun cuando tras versiones dicen que ella tocó a sus puertas en la Ciudad de México.
Intentó el cine en Hollywood, pero fue rechazado. También lo rechazaron en Cuba. Y efectuó gira en América del Sur, pero sin mayor trascendencia.
Y luego de que María Félix casó con el ultra contra súper galanazo de la época, Jorge Negrete, se enamoró de Agustín Lara.
Y en el hotel Mocambo, en Boca del Río, en la suite nupcial, la gerencia colocaba un piano donde “El flaco de oro” le tocaba y cantaba a la mujer más bella y hermosa de la época.
En su “Casita Blanca”, en Boca del Río, solía organizar tremendos festines de carnes y alcohol, y él mismo esperaba a los invitados, sus amigos, y cada uno entregaba una botella de coñac para su consumo particular.

MARTES
Nunca otro Agustín Lara

Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines también hicieron la historia como gobernadores y secretarios de Gobernación y presidentes de la república.
Y con todo y que Luis “El Pirata” Fuentes y Roberto Ávila González estremecieron a los fanáticos deportivos con el futbol y el béisbol.
Con todo y Gabilondo Soler, Cri-cri, con sus canciones infantiles.
Con todo y la gloria literaria, entre otros, de Jorge Cuesta, Sergio Pitol y Juan Vicente Melo.
Con todo y Meche Carreño y Salma Hayek y hasta Yuri y Paquita la del barrio.
Nunca en la historia local otro Agustín Lara.
En la creación artística, Veracruz, de la gloria con “El músico-poeta” al “infierno tan temido” de hoy.
Será el gran talento y la inteligencia incandescente de Lara.
Serán las circunstancias de la vida tan duras y rudas con Lara, pero al mismo tiempo tan prolíficas.
Será que los genios nacen cada cien años, o más, en los pueblos.
Será que estaba ultra contra súper dotado.
El caso es que en el Estado jarocho jamás ha vuelto a aparecer otro Agustín Lara, como tampoco otro “Pirata” De la Fuente y otro Roberto Ávila y otro Miguel Alemán y otro Adolfo Ruiz Cortines.

MIÉRCOLES
Era un seductor

Flaco, casi casi enclenque, poco agraciado, en el caso de Agustín Lara quedó claro que talento, inteligencia y genio “mataron carita”.
Primero, era un hombre, un músico, un poeta, que “en el aire componía” las canciones.
Segundo, trataba a las mujeres como si él mismo fuera una dama.
Tercero, les componía canciones, como por ejemplo, tantas canciones arrabaleras que escribió para cortesanas.
Cuarto, en sus películas enaltece su gran don de gentes, pero más aún, la fraternidad con que trataba a los demás.
Cinco, ejerció el periodismo escribiendo crónicas de los famosos que había conocido para el semanario Siempre!, de José Pagés Llergo.
Sexto, a pesar de la vida artística, nunca se volvió alcohólico ni drogadicto.
Y séptimo, durante muchos años, desde la XEW de la Ciudad de México tenía un programa nocturno, La hora íntima de Agustín Lara, tocando el piano y cantando canciones y la mitad del país y la otra mitad paralizaba sus vidas para escucharla la hora completa y alcanzar la dicha y la felicidad.

JUEVES
29 días agonizando

El periódico “Últimas noticias” de Excélsior publicó la noticia de su muerte con el titular más corto en la historia del periodismo mundial.
“¡Ya!” fue el encabezado en portada, a ocho columnas. Y a un lado, su foto. 29 (veintinueve) días de agonía.
Su paisano, el presidente Adolfo Ruiz Cortines le organizó un homenaje en vida en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
Un jarocho, un defeño, un hombre universal que puso el nombre de Veracruz en los cinco continentes, pues sus canciones se cantaban hasta en el Medio Oriente y una que otra llegó a sustituir en su fama a “La danza del vientre” bailada por Salomé y Mata-Hari.
La canción “Rosita” era la que más gustaba al presidente Lázaro Cárdenas, y con quien se conocieran en el burdel de “La bandida” cuando Cárdenas acompañaba al jefe máximo, Plutarco Elías Calles, y quien era muy “putañero”.

VIERNES
Genio jarocho

Sin estudios superiores…
Sin una maestría o un doctorado…
Sin estudios de música y canto y literatura…
Sin una especialidad finsemanera…
Agustín Lara era un genio. Un genio natural. Ultra contra súper dotado para el mundo artístico.
Caray, compuso ochocientas canciones, muchas, muchísimas que todavía siguen cantándose más de cincuenta años después de su muerte.
Incluso, hasta como estandarte de presentación artística como el caso de Natalia Lafourcade.
Además, las nuevas interpretaciones a tono con la época artística de hoy.
Y desde luego, nadie evidencia que en Veracruz hay genios musicales, pero ninguno a la altura y con la dimensión universal de “El flaco de oro”.
Más, cuando se trata del único jarocho que enalteció (y sigue) a Veracruz en el país y el extranjero.
Los genes de sus padres. Los genes de los abuelos.
Pero quizá también los cocuyos en la Cuenca del Papaloapan cuando el río se alebrestaba en tiempo de lluvias.
Acaso el fósforo bitacal con los pescaditos capturados en el Río Papaloapan y en el Golfo de México.
Los grandes misterios de la vida y la naturaleza humana para desarrollar una sensibilidad fina, exquisita y pulida y vuelta a pulir y una inteligencia incandescente y volcánica.
Ni antes ni después, otro Agustín Lara.