Ha estado, sido y trascendido. Y lo más insólito, con una gran autoridad moral.
Un periodista honesto “a prueba de bomba”.

PASAMANOS: Parte de su vida la dejó en el Diario de Xalapa, al lado de su maestro y jefe, Froylán Flores Cancela.
La otra mitad la dejó en el semanario “Punto y Aparte”, pues siguió a don Froylán en aquella fascinante aventura periodística.
Profundo conocedor de la naturaleza humana y de las circunstancias políticas y sociales y de los sexenios, es un hombre sencillo, prudente, tolerante, reflexivo, informado y culto.
Y camina en los días y los años con bajo perfil. Sin hacer ruido ni mover las olas.
Su grandeza está en la modestia.

CORREDORES: Estuvo en la trinchera del lado oficial y siempre se ganó el respeto con hechos, acciones, trato y resultados.
De nuevo gasta la suela de los zapatos buscando la información y desgasta la columna vertebral tecleando ante la computadora y de igual manera, con el respeto de los compañeros del oficio y del sector oficial.
Ahora, y para cumplir el histórico sueño de un trabajador de la información de tener un medio propio, empuja con sus hijos el portal Referente.com.mx.

BALCONES: Pocos, excepcionales, los periodistas icónicos y simbólicos a partir de su vida y oficio.
Más en un medio, como tantos otros, donde la deslealtad, la ingratitud, la traición, la intriga, las calumnias, los dimes y diretes, la mentira y la envidia, anexos y conexos (al fin, naturaleza humana) suelen empalmarse.
Y más, como suele ocurrir, cuando las tentaciones son muchas.
Y más, como en el caso de “Prosa Aprisa”, cuando la serenidad se aplica en la disección diaria de los hechos.
Más cuando se ha estado en los dos lados de la cancha, mejor dicho, del palenque.

PASILLOS: De seguro estará jubilado en el lado oficial y la UV. Y ahora vivirá el periodismo a plenitud, enseñando, incluso, a los hijos. Y a los suyos.
Nunca quiso dar el paso siguiente para incursionar en las grandes ligas nacionales, y de igual manera que su maestro Froylán Flores decidió permanecer en Xalapa.
Arturo, del sur de Veracruz, a Xalapa. Froylán, de Misantla, a Xalapa.
Ambos se habrían topado en el camino a partir del periodismo, pero también, de la gran disciplina de la lectura y el conocimiento.
Arturo fue discípulo de Flores Cancela, pero lo rebasó en el ejercicio profesional.
Ni en el “Diario de Xalapa” ni en “Punto y Aparte” buscó cargos editoriales. Quizá, porque el mejor trabajo del mundo es ser reportero. Contar historias. Mirar y observar los toros desde las gradas.
Y con toda la libertad posible.

VENTANAS: Muchas de sus columnas de “Prosa Aprisa” son vigentes aunque se refirieran a un momento estelar de la vida pública.
Y bien merecen editarse en un libro, incluso, hasta libro de texto para conocer el arte y el secreto y la magia de la carpintería narrativa.
Sereno y mesurado, neuronas frías para escudriñar la realidad real, sin pasiones partidistas ni humanas, se le envía el respeto y la admiración de un lector.